Julia o cómo forjar un pleno de dieces

LETICIA NÚÑEZ
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Tras recibir el Premio Extraordinario de Bachillerato, la arandina, que practica orientación y toca el violín, el piano y el clarinete, se ha decantado por cursar Ingeniería Aeroespacial

Julia de Pablo Martínez, antigua alumna del colegio San Gabriel, ha recibido el Premio Extraordinario de Bachillerato. Ahora estudia Ingeniería Aeroespacial.

Deporte, música, salir con los amigos... y un 10 de nota media. Al final, es cuestión de saber organizarse. Así lo demuestra la arandina Julia de Pablo Martínez, uno de los 16 cerebritos de Castilla y León que este año ha logrado el premio extraordinario de bachillerato por su brillante expediente académico. Examen a examen, ha ido sumando dieces. Sin decimales. Nota redonda. La excelencia por bandera. 

Da igual en física, que en matemáticas o historia. A Julia le apasionan prácticamente por igual. Son sus tres asignaturas favoritas. Como también le entusiasma la música. Escucharla y practicarla. Y vaya si lo demuestra. Desde su más tierna infancia, toca el piano, el violín y el clarinete. Sí, a falta de uno, tres instrumentos. Por ahora no se los ha llevado a Madrid, ya que comparte alguno con su hermano, pero está pendiente de que el violín emprenda rumbo a la capital más pronto que tarde.

De Pablo también es aficionada a la orientación, que practica desde hace años en el Club Corzo de Aranda. Su brújula personal, guiada por un esfuerzo y trabajo constantes, le ha llevado a decantar su balanza hacia los estudios de Ingeniería Aeroespacial, la carrera que ha empezado a cursar en septiembre en la Universidad Carlos III de Madrid.

Se debatió entre matemáticas y otras ingenierías, pero su pasión por el mundo de la aviación y los medios de transporte resultaron decisivas. «Es a lo que me quiero dedicar», cuenta muy segura. 

De momento, estos dos meses de curso le han servido para realizar una primera toma de contacto. Más que un cambio de ciudad y un salto del instituto a la facultad, Julia experimenta todo un cambio de vida, como el de tantos y tantos jóvenes arandinos y ribereños que a los 18 pisan la universidad por primera vez. «Es muy diferente, no es el ritmo que llevaba hasta ahora, pero estoy muy contenta», admite. 

En el Colegio San Gabriel, en La Aguilera, primaba un trato más cercano y personalizado. «He tenido casi los mismos profesores desde que empecé, lo que ayuda a ganar más confianza», valora la joven, incapaz de escoger a un solo maestro que le ha marcado especialmente o del que guarda un especial cariño. 

Preguntada por qué consejos les daría a otros jóvenes, especialmente a quienes estudian ahora Bachillerato, Julia destaca la importancia de «no dejar nada atrás». Dicho de otra forma, rechaza los comentarios del tipo «esto no me va a servir para nada» que en ocasiones frustran a más de un estudiante al que se le atraganta una asignatura en concreto. En su opinión, «todo es útil, aunque al principio no lo acabemos de ver, si se hace es por algo. Todo ayuda a ser una persona más completa en todos los sentidos. El saber no ocupa lugar».

Una fórmula que, por el momento, a ella le está funcionando a las mil maravillas. Al diploma acreditativo de la Junta de Castilla y León, suma un premio en metálico de 1.000 euros por su matrícula de honor, así como la exención de las tasas del primer curso universitario. «La verdad que es un orgullo», concluye.