Capitalidad compartida en terreno burebano

S.F.L.
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El historiador José María Ortiz comprueba que la cabecera de comarca no fue siempre Briviesca, sino Pancorbo hasta el siglo XVII

José María Ortiz. - Foto: S.F.L.

Escuchó hablar de las siete cuadrillas de la Bureba y un apasionado de la historia de su tierra como José María Ortiz no pudo quedarse de brazos cruzados. En un libro medieval y muy bien conservado perteneciente al Ayuntamiento de Cornudilla se hablaba de que en algunos pueblos se reunían esos grupos para tratar asuntos de peso, y fue entonces cuando al briviescano le entró el «gusanillo» de investigar.

Durante semanas analizó publicaciones redactadas por expertos y se topó con un tema controvertido y a la vez poco documentado: la denominada capital de la Bureba ¿lo ha sido siempre? Según los datos que ha obtenido Chema -así es como le reconocen en su ciudad- documentalmente «no lo fue», pero «sí que lo es del Partido Judicial de la Bureba» desde que en las Cortes de Cádiz se suprimió la organización de la Merindad y en el año 1834 el Estado se organiza en Provincias, Ayuntamientos y Partidos Judiciales. A partir de ese momento, «Briviesca pasaría a ser la cabeza de lo que hoy conocemos como la Bureba y Pancorbo, capital de la Merindad hasta el siglo XVII, se iría con el Partido de Miranda de Ebro», explica.

Horas y horas de estudio que para el historiador pasaban de rápido como los segundos le llevaron a tal conclusión. Sin embargo, anteriormente investigó los antecedentes de la Merindad de la Bureba, que no guardaba ninguna relación con la actual ordenación territorial.

Según una documentación existente en el Monasterio de Valvanera estudiada por el historiador García Turzo, el «término Bureba  nació en el año 1042 como un territorio político-administrativo y agrupaba los Alfoces de Poza, Parcorbo, Monasterio y Briviesca. Esta organización cambió a partir de la batalla de Atapuerca en el año 1054», aclara Ortiz. Entonces aparecieron los merinos territoriales, que actuaban como oficiales del Rey. Durante el reinado de Fernando III destacó como merino de la Bureba Nuño de Aguilar, natural de Aguilar de Bureba.

Estos hombres eran los jefes administrativos de los territorios y defendían los intereses de los pueblos de cada demarcación. Antaño, la Bureba «era mucho más extensa e incluía zonas de Valdivielso, del Alfoz, de Miranda y de la Rioja. Su capital se ubicaba en Pancorbo compartida con Briviesca, aunque la primera tenía predominio por su especial localización estratégica y era un pueblo más prestigioso por su condición de villa realenga, al pertenecer a la Corona, mientras que Briviesca se encontró lastrada por su pertenencia al Señorío de los Velasco», esclarece.

La disputa por la capitalidad resultó especialmente agria durante los siglos XV y XVI y en el año 1457,  el Rey Enrique IV de Castilla «ordenó que las rentas reales se pagasen y recaudasen solo en Pancorbo». Más tarde, los Reyes Católicos «por su amistad personal con el Condestable, señor de la Villa de Briviesca, ordenaban que las rentas debían ser recaudadas 'por ambas cumulativamente'», añade.

En 1590 se aprobaron unas nuevas ordenanzas y la Merindad de la Bureba se componía de 90 lugares recogidos en 7 cuadrillas, divididas en el grupo de los nobles y el del Estado. «Estos grupos adquirieron más competencias y dejaron a ambas localidades en nada, por lo que se limitaron a asistir a las reuniones organizadas en el territorio».

A raíz de estudiar múltiples informes del profesor Brumot, descubrió que gracias al «empuje de los Velasco, Briviesca desplazó a Pancorbo de la capitalidad de la Merindad», y a pesar de bajar de población a causa de la peste, la villa desempeñó su papel de centro urbano y de capital para los vecinos de la comarca a partir del siglo XVIII, pero sin decreto real», sentencia.