Una tendencia que nunca pasa de moda

R.E.C.
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Todas las mañanas de domingo, el rastro de antigüedades de Burgos brinda la oportunidad a vecinos y turistas de descubrir los objetos que atesora entre sus puestos

Desde julio del año pasado, el paseo del Empecinado es el emplazamiento donde comerciantes exponen sus mercancías ante potenciales clientes. - Foto: Jesús J. Matías

Un domingo más, y ya van varios desde que se asentaran en julio del pasado año de forma definitiva en el paseo del Empecinado, cerca de una quincena de comerciantes instalaron de 9 a 14 horas sus puestos repletos de objetos antiguos y de coleccionismo, pero también de segunda mano, para el deleite de los burgaleses y turistas más curiosos que paseaban muy atentos a posibles chollos.

Un día que acompañó en lo meteorológico y eso se notó en la afluencia de gente que hasta allí se acercó para ver y encontrar alguna pieza única y especial. Una afición a la que cada vez más personas se unen, más allá de nostálgicos, expertos o gente mayor, por ir en busca de algún «tesoro» escondido. Incluso, gente joven, un colectivo en aumento en este mundo, dispuesta a dar una nueva vida a esos elementos vintage. «El perfil de cliente que más me compra ronda los 35-45 años. Les gusta mezclar estas cosas de lo retro y usarlo en plan decorativo», afirmaba José Manuel.

Bien sea por su ambiente retro, las entrañables historias que esconden o por todas las rarezas que allí se juntas, el caso es que el mercadillo de antigüedades de Burgos es un deleite para coleccionistas y buscadores de oportunidades gracias a un sinfín de elementos, tales como cuadros, libros o aperos, son los ejemplos más populares, pero también bicicletas, instrumentos musicales o monedas y billetes. Es parte de su encanto, que es un lugar que siempre sorprende y donde es casi imposible salir sin alguna compra.

Los objetos que al final de cada semana se pueden encontrar en el paseo del Empecinado son un viaje a través de la historia, pero de igual manera de los gustos, moda y consumo de diferentes épocas y de las tradiciones de la ciudad y sus habitantes.

Quejas. Lucio lleva viniendo 25 años, aunque ahora, con el cambio de ubicación de plaza España a las inmediaciones de la iglesia del Carmen se pensará si venir dependiendo de la climatología. Y es que uno de los problemas que ven la mayoría de los anticuarios es el hecho de que no están protegidos de las inclemencias meteorológicas, bien sea por el sol en verano o la lluvia y el frío en invierno. «Antes estábamos más resguardados», apunta.

Otros, como Paco, creen que el emplazamiento está bastante alejado. «La gente de fuera, que son los que más compran, aquí no vienen. Tiene que estar más céntrico».