José Ramón Remacha

El mirador diplomático

José Ramón Remacha


Ucrania europea

28/01/2022

La voz de Europa hacia Ucrania se oye a través del conducto americano. Y como la acción internacional de Estados Unidos está en veremos desde las decisiones de Trump, solo se percibe la voz en un eco confuso. El mejor ejemplo lo tenemos cerca. No se percibe claramente cuál es la disposición de España porque en el gobierno hay diferencias estructurales, tanto respecto a Ucrania como respecto a EEUU.

Se dice con razón que la OTAN no puede intervenir directamente en Ucrania porque no es un espacio que pertenezca a ninguno de sus miembros. Vemos que Reino Unido está interviniendo en Ucrania con el envío de ayuda militar, pero lo hace a título particular no como miembro de la Alianza Atlántica.

La opinión en Europa está con Ucrania. La UE quiere utilizar la vía diplomática sin excluir el impulso militar. Las medidas que se barajan al efecto son de índole económica, de disuasión frente a Rusia. No se llega a proclamar el qué ni cómo, lógicamente. Pero Rusia lo intuye. 

El tema lleva ruido por ambas partes. Hay un evidente despliegue mediático, infrecuente en situaciones de pre guerra. Por parte de Rusia se dice que la intención no es invadir territorio ucraniano sino protegerlo de amenazas externas. Y que necesita garantías para asegurarse de que no se trata de separar a Ucrania del mundo ruso. Esto es especialmente interesante para entender el problema porque es una pretensión que cae dentro de la injerencia, del concepto de soberanía y de la subjetividad internacionales, es decir del Derecho Internacional. Dice Putin que no puede negarse a Ucrania el derecho a decidir su futuro, pero que la decisión necesitaría una aprobación amplia y democrática. Y aquí está la clave del problema. Dice que el derecho a decidir corresponde al colectivo ruso, a la comunidad rusa en su conjunto, no sólo a Ucrania. O sea que se aplica un sentido de la democracia heredado en clave soviética. Esto es imposible de aceptar en la cultura occidental europea. 
Tal vez la voz de Europa sirva para contener a Rusia. Todos los implicados en este pulso de fuerzas mediáticas y de guerra saldrían ganando. Se abriría un nuevo capítulo de paz en las relaciones internacionales.