Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


Efecto dominó

12/06/2022

Como el líquido elemento se trasmite entre vasos comunicantes, lo mismo sucede con los acontecimientos que nos rodean, especialmente los más lesivos, cual efecto dominó. En el ámbito internacional, la guerra de Ucrania provoca un alto impacto en la economía mundial, en particular en Europa, de ahí que la OCDE contenga las expectativas pasadas de crecimiento y baje hasta el 3%, un punto y medio menos que la estimación anunciada a principios de abril. Los expertos calculan que, aparte de los dos países del conflicto, Rusia y Ucrania, el entorno geográfico más afectado será Europa por su elevado grado de dependencia de los contendientes y, sobre todo, por la necesidad del gas ruso. 
La zona euro, en la que se preveía un incremento del Producto Interior Bruto del 4,3% en 2022, tendrá que conformarse con un 2,6%, y eso de momento. Datos que, obviamente, frustran las expectativas de una recuperación rápida tras la recesión por la pandemia. 
Si nos ceñimos a lo que afecta a nuestro país, el Gobierno de Argelia acaba de suspender las relaciones con España, por lo que considera un injustificado apoyo a Marruecos en la eterna crisis del Sáhara Occidental. Y como en política nada sale gratis, esta situación puede poner en jaque una de las principales fuentes de abastecimiento energético para nuestro país y el cierre de nuestras exportaciones. El propio ministro de Asuntos Exteriores se enteró por la prensa de la suspensión del tratado, mientras Argelia ordenaba a su banca congelar operaciones comerciales con España desde este jueves. 
Ya más en clave regional, ese efecto contagio al que me refería al inicio, nos deja un panorama poco halagüeño en cuanto a la crisis de una de las empresas de referencia del sector agroalimentario no hace tanto tiempo: Grupo Siro. La dirección de la empresa ha anunciado que no podrá pagar las nóminas del mes de mayo y la falta de actividad en varias de sus plantas ha hecho saltar todas las alarmas, generando una tremenda incertidumbre sobre su futuro. 
Y hablamos, ojo, de una compañía que cuenta con más de 1.500 trabajadores en sus cuatro fábricas ubicadas en las provincias de Palencia y Zamora. Su viabilidad, ante la actual falta de competitividad, dependía de la inyección de capital de dos fondos de inversión internacionales y de un duro ajuste de la plantilla, pero los trabajadores no están por la labor. Precisamente en estos días se llevan a cabo diferentes reuniones con la participación de representantes de la Junta, el Gobierno central, los sindicatos, los comités de empresa y la dirección de Siro con el objetivo de encontrar una salida al plan de viabilidad rechazado por los empleados para salvar las fábricas y su plantilla. 
Como señalaba, los acontecimientos, aun siendo de muy distinto cariz, parecen contagiarse en cascada en un contexto que no deja de ser global. Dicho de otra manera: cada vez que Rusia lanza una bomba en territorio ucraniano, las galletas de Siro se tambalean. Nada, y menos en términos de economía mundial, sucede de manera aleatoria ni individual.