Talento burgalés bajo el Támesis

GUILLERMO ARCE / Londres
-

Ricardo Ferreras, José María Antón y Juan Méndez forman parte del equipo de ingenieros de Ferrovial que lleva 7 años construyendo el alcantarillado de Londres, una obra de ingeniería muy compleja y excepcional

Ricardo Ferreras, José María Antón y Juan Méndez (de i. a d.), en las obras del Tideway. - Foto: Valdivielso

Ni se ve, ni se oye y mucho menos se olerá cuando realice su función. El éxito de un colector radica en eso, en que pase totalmente desapercibido para los que lo usan todos los días del año y para la madre naturaleza, en este caso el Támesis y las aguas del Mar del Norte en las que confluye el singular río. Parece sencillo, pero nada es sencillo en una capital que ronda los 9 millones de habitantes, que no deja de crecer (y de verter) y que está poblada por monumentos y parques magníficos, orgullo y emblema de los británicos.

Ricardo Ferreras, José María Antón y Juan Méndez han pasado su infancia a orillas del Arlanzón, quién sabe si ideando puentes, pozos o presas. Ahora trabajan a 60 metros de profundidad bajo el cauce del Támesis, en uno de los proyectos de ingeniería del agua más ambiciosos llamado a marcar una época en la obra civil contemporánea.

Han perforado bajo los cimientos del icónico Tower Bridge, de la City, del London Eye, del Parlamento con su Big Ben, de la sede del servicio secreto británico (el MI6) y de miles de viviendas en rascacielos con vistas al río que, en muchos casos, han costado varios millones de libras a sus acaudalados inquilinos.

Son 7 años de trabajos en el subsuelo para, básicamente, evitar que Londres vierta sus aguas sucias directamente al río, como lleva ocurriendo desde la época victoriana, cuando sus cloacas se colman. La construcción y la ingeniería española que capitanea Ferrovial han demostrado sobradamente su capacidad para resolver el complejo problema técnico y logístico al que se enfrentaban. El Thames Tideway Tunnel, como así se llama este proyecto, hará de Londres una ciudad sostenible, ganando, además, nuevos espacios urbanos al Támesis.

El nuevo alcantarillado es un túnel de 25 kilómetros de longitud y 8 metros de diámetro que recorre la ciudad, jalonado por estaciones de bombeo y pozos de tormentas de hasta 62 metros de profundidad que conectan en diversos puntos con el alcantarillado que Londres lleva usando desde el siglo XIX.
Esta nueva red, que ha supuesto una inversión de 5.000 millones de libras y ha generado más de 9.000 puestos de trabajo, se activará cuando el viejo alcantarillado diseñado por sir Joseph Balzalgette se colme -lo que ocurre todas las semanas, sobre todo cuando llueve-, recogiendo todas las aguas sucias con destino a la depuradora de Beckton, la más grande de Europa.

Es una obra muy ambiciosa que se ha servido del propio río -mediante cientos de barcazas- para transportar los 2,7 millones de toneladas de tierra generados y para desplazar los diferentes cuerpos de dos tuneladoras de 1.300 toneladas y 110 metros de longitud que han perforado las profundidades, llamadas Millicent y Ursula, en honor a unas pioneras británicas.

Ricardo Ferreras ha capitaneado la parte española de esta obra, los 12,7 kilómetros del tramo central del túnel y sus 8 pozos, 6 túneles de conexión, alcantarillas, cámaras de interceptación y de válvulas. En su equipo trabajan los burgaleses José María Antón, senior ingenier en el interceptor de Albert, el que está junto a la sede del MI6; y Juan Méndez, proyect manager de Falconbrook, interceptor ubicado en plena urbe -el más alejado del río- al principio del 'tramo español'.

(La información completa, las fotografías y la entrevista a Ricardo Ferreras, en la edición impresa o en este enlace)