Hace poco más de una semana que se conocieron las calificaciones de la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), cuyos resultados globales arrojaron un 98,2% de aprobados, el porcentaje más elevado de aptos que recuerda la UBU. A la prueba se presentaron un total de 1.721 estudiantes, de los cuales 190 o un 11% ha tramitado la solicitud de revisión de uno o más exámenes. Se trata de un porcentaje muy similar al del curso pasado, que fue del 10%, si bien la diferencia radica en el número de ejercicios reclamados, que ha pasado de 455 a 294 este año, lo que representa un 35,3% menos.
Las materias de la fase obligatoria o general encabezan las peticiones de los preuniversitarios, siendo de nuevo Historia de España la que se sitúa a la cabeza con 87, seguida de Inglés (44), Lengua Castellana y Literatura (42) y Matemáticas II (30), mientras que Alemán o Francés no recibieron ninguna. En las asignaturas de la fase voluntaria o específica, se encuentran Química con 23, Biología con 18, y Economía de Empresa y Física con 12 cada una. «Suelen ser las disciplinas habituales y las más duras», explica la vicerrectora de Estudiantes, Verónica Calderón, en referencia a los exámenes que más se cuestionan y que, según precisa, coinciden con los que realiza un mayor volumen de aspirantes. En este sentido, sostiene que, porcentualmente, los ejercicios que se revisan suponen tan solo un 3,5% respecto al total.
Calderón hace hincapié en la disminución este curso de la cifra de ejercicios revisados, algo que atribuye al elevado porcentaje de aprobados y las calificaciones, que «han sido igual de buenas que el pasado ejercicio». Respecto a la prueba de Inglés, en la que se detectó un error en el enunciado y se dio a todos los estudiantes la máxima puntuación, desvincula esta circunstancia de la bajada en el número de reclamaciones, ya que se trató de un «fallo menor» y que cuando esto sucede se resuelve de manera «inmediata» y de la forma más favorable para los jóvenes.
La responsable académica considera que el elevado porcentaje de aprobados de este año no tiene nada que ver con el nivel de la prueba sino más bien con las características de la misma. «Lo que hemos hecho simplemente ha sido adaptar el tipo de examen al momento en el que nos encontramos de pandemia», explica, si bien avanza que a partir de septiembre, cuando empiecen a preparar la selectividad del próximo curso académico, «tendremos que valorar si se vuelve al modelo original o no».
Esa modificación tiene que ver con el aumento de la optatividad a la hora de elegir los ejercicios, ya que antes la selección de los mismos era por bloques cerrados. En este punto, asegura que este formato beneficia a los alumnos y repercute de igual forma en el resultado de aptos, que, según precisa, se ha dado en el conjunto de España «de manera generalizada».
Los exámenes que se hayan solicitado revisar serán corregidos por profesores especialistas diferentes a los que realizaron la primera calificación. La nueva corrección podrá resultar superior, igual o inferior a la inicial, y la nota final se sacará de la media aritmética de los dos resultados.