Los daños del lobo aumentan tras el final de su caza

G. ARCE
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La Junta contabiliza 153 cabezas de ganado afectadas (muertas, heridas o desaparecidas) por los ataques en lo que va de año en la provincia de Burgos, la cifra más alta del último lustro

El ganadero Miguel Arribas simula dónde se produce el mordisco mortal del lobo en una oveja. - Foto: Alberto Rodrigo

Casi un año después de que se prohibiese su caza por ley, desde el 21 de septiembre de 2021, los daños contrastados en la cabaña ganadera del lobo no dejan de crecer en Burgos. De hecho, el censo elaborado desde la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, certifica en su última actualización que hasta la fecha se han visto afectadas por los ataques un total de 153 cabezas de ganado en la provincia, cifra que corresponde a solo medio año y que ya supera al cómputo total de cada uno de los cinco años precedentes.

De acuerdo a los datos de la Administración regional, habitualmente cuestionados (por defecto o exceso) por ganaderos y grupos conservacionistas, respectivamente, desde el año 2017 el depredador se ha cobrado 570 cabezas de ganado en la provincia, 488 de ellas murieron en el ataque, 74 resultaron heridas de diferente consideración y el resto se dieron por desaparecidas como consecuencia de la acción del lobo. Como referencia, en la provincia hay censadas más de 1,5 millones de cabezas de ganado.

Los daños confirmados por la Administración regional, que dan derecho al cobro de una indemnización para los ganaderos afectados, se registran en todas las cabañas, siendo la más castigada la del ovino (con 307 muertes certificadas), seguida del bovino (137), equino (29) y caprino (12), constando en el recuento la muerte de tres perros.

El presente año (hasta junio) llama la atención por sus registros, 153 cabezas afectadas, por encima del año que más actividad desarrolló el depredador, 146 cabezas en 2017. Según la Junta, el lobo ha acabado con 91 cabezas, en su mayoría ovejas (78), a las que hay que sumar 6 cabras y 7 caballos.

De continuar con esta tendencia, y a la espera de los meses de invierno (donde son más habituales las incursiones en las explotaciones ganaderas), se pueden superar las muertes alcanzadas en 2017 (142) o las de 2018 y 2019, cuando se superaron el centenar, respectivamente.

(Más información en la edición en papel de hoy de Diario de Burgos)

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