La Universidad de Burgos lleva años siguiendo muy de cerca cuál es la relación de sus estudiantes con el mundo laboral, no solo en cuanto a su empleabilidad en el momento en el que terminan los grados y en años posteriores sino que también analiza cual es el grado de implantación de una costumbre que quizás en España no era muy frecuente hace unos años pero que cada vez está más generalizada.

Tal es así, que el número de alumnos que compaginan los estudios con un trabajo ha crecido exponencialmente en la UBU en los últimos cursos. Las cifras lo dicen: En 2016 eran el 49,37% y en 2019, último año del que se tienen datos, fue del 56,89%, una cifra que, en palabras de la vicerrectora de Docencia y Enseñanza Digital, Begoña Prieto, pone de manifiesto que es una tendencia que crece y que tiene mucho interés a efectos del comportamiento individual de los estudiantes. «Lo que hay que preguntarse es si lo hacen forzados por la situación económica familiar o si es que están más emancipados que generaciones anteriores y se están asimilando a lo que ocurre desde hace décadas en otros países europeos donde esto está muy generalizado; en cualquier caso y aunque la mayoría de las veces los profesores no nos enteramos de cuántos de nuestros alumnos estudian, creo que es un valor en alza que, como digo, en toda Europa lo ha sido siempre».

Por grados, Administración y Dirección de Empresas es uno de los que más alto porcentaje de estudiantes-trabajadores presenta, un 45,45%, seguido de Ingeniería Mecánica (48,46%) y de Ingeniería de Organización Industrial (28,57%).

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