Planean en Villalaín el primer 'glamping' con cabañas de lujo

A.C. / Villalaín
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Olga Fernández López-Linares, natural de Valdenoceda, y su pareja Alejandro Cruz, ahora afincados en Vitoria, donde regentan una frutería, sueñan con asentarse en la comarca, para ellos un «paraíso»

Olga Fernández y Alejandro Cruz en el terreno de Villalaín, donde proyectan crear su ‘glamping’ con cabañas de madera y cristal. - Foto: A.C.

Olga Fernández López-Linares confiesa que siempre le hubiese gustado vivir en la comarca. Se crió en Valdenoceda, rodeada de una naturaleza a la que está especialmente unida, pero después de formarse en informática en Burgos no surgió ninguna oportunidad laboral y hace ya 22 años le tocó emigrar, como a tantos jóvenes de la comarca. Primero a Bilbao, después a Vitoria, donde ahora es propietaria de una frutería con su pareja, Alejandro Cruz Gómez. Juntos proyectan poner en marcha en Villalaín el primer glamping con cabañas de lujo de la comarca, un alojamiento turístico para los amantes de las experiencias.

Un terreno de algo más de 9 hectáreas que el padre de Olga compró hace medio siglo para sus ovejas y que ya lleva décadas en desuso es el lugar elegido para convertir en realidad el sueño de regresar a casa, al «paraíso», como lo califica Alejandro, quien creció en Bogotá (Colombia), pero recuerda que donde mejor se sentía era en el campo en las fincas de sus tíos. Muchas veces han fantaseado con la posibilidad de instalarse en Las Merindades, pero la clave era de qué vivir. El empujón definitivo para ponerse a pensar en serio en alternativas laborales viables se lo dio la pandemia.

«En la ciudad notamos la falta de solidaridad», aseguran. En aquellos días aciagos trabajaron desde las cinco de la madrugada hasta el anochecer para atender todos los pedidos que sus clientes les enviaban por WhatsApp. Admiten que aquella experiencia le pasó «mucha factura física y psicológicamente», porque vivieron difíciles situaciones de tensión con los clientes, además de atender una intensa carga de trabajo. Entonces decidieron de forma definitiva que su futuro estaba en el medio rural. Es más, Alejandro dice convencido  que «el futuro es el pueblo».

Ya están tramitando ante la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Villarcayo el uso excepcional de la finca rústica, donde instalarán el glamping y un técnico redacta el proyecto definitivo, que incluirá inicialmente cuatro cabañas de lujo  de dos y cuatro plazas y la urbanización del terreno, así como su futura casa pasiva, basada en una arquitectura de alta eficiencia energética. Olga y Alejandro comparten un espíritu ecologista de respeto por el medio ambiente y aseguran que hacen lo posible por concienciar a sus clientes con gestos, como realizar el reparto de los pedidos de fruta por el barrio en bicicleta.

En el glamping, donde los clientes disfrutarán de cabañas de madera y mucho cristal para observar sin límites magníficas vistas, ofrecerán todos los lujos, pero también pequeños detalles, como una cesta de productos del huerto ecológico que plantarán, pan horneado por ellos mismos, o la oportunidad de aprender en talleres sobre cultivo ecológico o cuidado de la naturaleza. Para ello, el glamping contará con una pequeña carpa junto al huerto. La idea inicial es que sea autosuficiente gracias al agua que sacarán de un pozo y a las placas solares fotovoltaicas que suministrarán electricidad.

Ellos mismos son clientes habituales de este tipo de alojamientos en España y Francia y están convencidos del éxito de su propuesta. Alejandro sostiene que «todo el entorno es una belleza y, si además, le añades unas comodidades, la experiencia es inolvidable». De momento, están eligiendo el modelo de cabaña que instalarán y estudiando todas las posibilidades.

Actividad todo el año. Saben que previsiblemente en los comienzos deban de continuar trabajando en su negocio en Vitoria para garantizarse unos ingresos y, en cuanto puedan, se instalarán en la casa familiar de Valdenoceda. Después llegará la suya propia en el glamping, donde ya han reservado su parcela. Como su casa, todas las cabañas contarán con terreno, un espacio que todos los que llegan de la ciudad anhelan para un mayor contacto con la naturaleza. Confían en contar con clientes durante los fines de semana de todo el año. Ven encanto a la comarca en todas las estaciones del año y esperan ponerse en marcha cuanto antes, si los obligados permisos y licencias no se demoran en exceso. La situación idónea sería la de poder comenzar las obras el próximo año, pero no pueden aventurarse aún a dar fechas.