Desde las 6 de la mañana del pasado lunes, Alemania y el resto de Europa viven en vilo ante el riesgo cierto del corte prolongado en el suministro de gas por parte de Rusia, un temor que se confirmará o no este jueves 21, cuando está previsto que se reabra el gasoducto Nord Stream 1, la principal fuente de suministro de la primera economía europea, que está siendo sometido a labores de mantenimiento. Italia y Austria, por ejemplo, ya sufren el cierre del grifo energético por parte de Moscú, dentro de la crisis generada por la invasión de Ucrania; Francia habla de priorizar el acceso al gas a sus empresas estratégicas y la Unión Europea anuncia un plan de contingencia para este miércoles que contempla medidas como la limitación en el uso del aire acondicionado (a un límite de 25 grados) y de la calefacción (a 19 grados).

España concentra así el 44% de toda la capacidad de almacenamiento en tanques de la UE, lo que le da una holgura ante un hipotético -pero posible- agravamiento de los suministros energéticos durante los próximos meses.

Gran consumidor. En este contexto internacional y nacional se mueve Burgos, muy vulnerable a una crisis que no tiene precedentes. La provincia es, con diferencia, la mayor consumidora de gas natural de Castilla y León. Su consumo per cápita dobla la media española y se sitúa entre las doce provincias que más gas necesitan al año para impulsar su economía.

El 26,5% de lo que gasta la región cada año se localiza en Burgos. Son, en cifras de 2021, más de 5,7 millones de megavatios/hora (MWh), más del doble que León (que consume el 11,33% del gas de la región), Salamanca (10,49%) o Palencia (9,61%), y varias veces más que Soria (8,09%), Segovia (6,06%), Zamora (3,14%) o Ávila (1,76%).

(Más información en la edición en papel de hoy de Diario de Burgos)