El HUBU aplaza citas en días laborables tras meses de espera

G.G.U.
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A pacientes que tenían consulta el lunes los avisaron el viernes. Agendas de hoy miércoles y del viernes también cambian

Foto de archivo de una cola en la ventanilla de Admisión del HUBU, donde se dan muchas de las citas. - Foto: Luis López Araico

Pacientes que llevaban semanas o meses esperando para comentar en días laborables de esta semana su problema de salud con un especialista del HUBU están comprobando cómo se aplazan sus citas con apenas 24 horas de preaviso. En Medicina Interna, por ejemplo, avisaron el pasado viernes, 2 de diciembre, de que consultas fijadas hace meses para este lunes no se iban a celebrar. Teniendo en cuenta que había un fin de semana de por medio, el aplazamiento se produjo la víspera de la consulta.

Las agendas de Medicina Interna no son las únicas del hospital que se están reorganizando esta semana, en la que a los festivos de ayer y de mañana hay que añadir que el viernes es día no lectivo para los escolares. Según ha podido constatar este periódico, a los pacientes no se les especifica si la causa del aplazamiento; simplemente se les comunica una nueva fecha que, en muchos casos, coincide con las Navidades, que también son período vacacional y, por tanto, tampoco hay garantía de que la consulta solicitada para consultar un problema de salud vaya a celebrarse.

Esta forma de organizar las agendas de trabajo en el hospital no solo conlleva un gasto innecesario en papel, dado que a cada paciente pospuesto se le envía una nueva carta con la fecha correcta, sino que es un tiempo de asistencia perdido. La cancelación de una consulta con 24 horas de antelación no solo impide que el servicio pueda adjudicar esos pacientes a otro especialista que sí vaya a ver pacientes ese día, sino que provoca un efecto dominó en las agendas de otros sanitarios y de otros servicios que estén a la espera de pruebas o del dictamen del especialista que ha cancelado sus visitas de un día para otro. Y ese tiempo de asistencia perdido le cuesta a la sanidad pública varios cientos de euros, según fuentes de la Consejería de Sanidad, que hace tiempo cifraron cada consulta suspendida en alrededor de 600 euros.

A esto hay que añadir, obviamente, que la cancelación también produce trastorno al paciente. Primero, porque lo que consulta es un problema de salud y, segundo, porque también los pacientes organizan su agenda en los festivos en función de sus compromisos. 

Lo habitual para ahorrar tiempo y recursos es que los permisos y los puentes se organicen con antelación suficiente como para no dar citas en días en los que el especialista va a librar.