Un tipo sin trampa ni cartón

ALMUDENA SANZ
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El Orestes que conocen los espectadores es el mismo Orestes de cuando se apagan los focos. Tiene 26 años, hizo el Grado de Español en la UBU y estudia Filosofía en Pamplona. Le flipa aprender y la docencia y cuenta con una intensa vida social

Orestes Barbero, en la Biblioteca Pública en diciembre de 2021. - Foto: Luis López Araico

Aunque anoche se quedó sin oportunidad ni siquiera de competir el rosco, los miles de espectadores que se han puesto delante de la televisión durante más de 300 tardes, han silbado de admiración cuando ha acertado 20 letras de una tacada en el rosco, se han cabreado al quedarse con 24 o se han reído con sus salidas han sido testigos de su campechanía, su simpatía, su buen humor y mejor hacer.

Y el Orestes que han conocido a través de la pantalla es el mismo Orestes de cuando se apagan los focos. Sin trampa ni cartón. «Es así. No tiene filtro, para lo bueno y para lo malo. Se le ocurre un chascarrillo y lo tiene que soltar, si no se le queda enquistado, y como le gusta cantar, canta, aunque lo haga muy mal (en Pasapalabra ha tenido momentos gloriosos)». Lo dice su familia.

Orestes Barbero Salces nació el 20 de diciembre de 1996. Tiene un hermano más pequeño, Manrique, de 23 años. Su madre se llama María José y su padre, Miguel Ángel. Cuentan que su erudición ya apuntaba maneras de niño. «Aprendió a hablar muy pronto. Hacía frases completas desde temprano, aunque con lengua de trapo». Desde entonces, lleva puesta la curiosidad. 

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