Las solicitudes de merenderos urbanos superan la docena

C.M.
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El área de Licencias les exige insonorización en el caso de tener esa calificación pero no a los salones de alquiler para reuniones o de usos múltiples. Están por todos los barrios

El área de Licencias les exige insonorización en el caso de tener esa calificación pero no a los salones de alquiler para reuniones o de usos múltiples. Están por todos los barrios - Foto: Luis López Araico

La aparición de nuevos negocios o instalaciones va muchas veces por delante de la normativa reguladora local como ha ocurrido con las salas de juegos, los pisos turísticos, los chamizos juveniles o las salas multifunción que se alquilan por horas e, incluso, la instalación de fachadas ventiladas, lo que ha hecho a la administración local tener que dar una respuesta al ciudadano que pide una licencia.

Este ha sido el caso de las denominadas salas polivalentes, salas de reunión, sociedades gastronómicas y merenderos urbanos cuyo crecimiento ha sido exponencial hasta alcanzar las 13 repartidas por diferentes barrios de la ciudad (Gamonal, G-9, G-3, bulevar, Fuentecillas, centro histórico...). Salvo tres o cuatro, la mayoría se han tramitado en los dos últimos años. La primera, El Bohío, en la calle Santa Clara, abrió la veda en 2014 aunque ahora ha echado el cierre.

Se trata de salones o locales que se alquilan por horas para la celebración de cumpleaños, comuniones, reuniones de amigos o festejos de todo tipo con aforos limitados y a las que en su mayoría se les exige licencia ambiental al incluir cocina. El concejal de Licencias, Daniel Garabito, reconoce que se trata de un «negocio pujante en la actualidad». La última de las licencias se dio hace dos semanas.

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