La venta de vino repunta un 6% por el mayor consumo hostelero

I.M.L.
-

Las bodegas solicitan 34 millones de contraetiquetas en los 4 primeros meses del año, 2 millones más que el año pasado. Los clientes de restaurantes arandinos se decantan por vinos de un precio más alto

El consumo en barra y, sobre todo, en las mesas de los restaurantes se ha incrementado este año. - Foto: Alberto Rodrigo

La recuperación de la economía en el ámbito vitivinícola llega de la mano de la vuelta al disfrute del sector de la hostelería, sobre todo ligado al repunte del movimiento turístico en territorio nacional. Un aumento en el nivel de ventas que se traduce en una mayor petición de contraetiquetas por parte de las bodegas a la DO Ribera del Duero, imprescindibles para poner en el mercado las botellas de vino adscritas a esta marca de calidad. 

En los primeros cuatro meses de este año, el Consejo Regulador de la DO entregó casi 34 millones de contraetiquetas, dos millones más que en el mismo periodo del año anterior, lo que supone un incremento del 6%. Con estas cifras, el consumo de Ribera del Duero alcanza el registrado en el primer cuatrimestre de 2019, superándolo incluso en 61.000 contraetiquetas. Lejos quedan los escasos 27 millones de estos justificantes de la calidad del vino que se repartieron entre enero y abril de 2020.

Este aumento en la demanda de vinos de la DO Ribera del Duero se circunscribe al ámbito del mercado nacional, ya que las exportaciones están sufriendo los vaivenes de la economía mundial, amenazada por la situación bélica en Ucrania y el encarecimiento de las materias primas. El Observatorio Español del Mercado del Vino califica el mes de marzo como muy negativo, lastrando las exportaciones españolas de vino en el primer trimestre de 2022, y no solo comparado con el mismo periodo de 2021. Según sus datos, hay que remontarse a marzo de 2014 en valor y a marzo de 2009 en volumen, para encontrar cifras más bajas. Las exportaciones nacionales de vino, con respecto a marzo de 2021, cayeron ese mes un 23% en valor, hasta los 202,3 millones, y un 31% en volumen, hasta los 145,3 millones de litros. 

Una bajada que los vinos de la DO Ribera del Duero no notaron gracias al mercado nacional, ya que el porcentaje de bodegas que venden sus productos fuera de nuestras fronteras todavía es muy limitado, teniendo en casa sus principales consumidores.

Aunque la compra de vino para su consumo en casa se mantiene en buenas cifras, aprovechando el despegue de las ventas on line durante 2020 y sumando las ventas en supermercados y grandes superficies, las bodegas reconocen que es el sector hostelero el que está tirando del mercado. «La gente sale más, lo venimos notando desde Semana Santa, hay ganas de salir y retomar costumbres, por lo que el consumo en bares y restaurantes está registrando muy buen ritmo», reconoce el responsable de ventas de un grupo bodeguero con presencia en Ribera del Duero y Rioja. 

Una tendencia que se puede constatar en los establecimientos de la capital ribereña, donde raro es el fin de semana en el que no se llenan la mayoría de los comedores y se pueden ver las terrazas con todas las mesas llenas. «Lo que se ve por la calle se traduce luego en el número de comensales, porque si vienen a ver Aranda también vienen a comer o cenar, sobre todo comer, los fines de semana sobre todo tenemos una buena mezcla de acentos entre las mesas», remarca un asador arandino mientras prepara el horno para asar los lechazos para las comidas. 

En cuanto a lo que se refleja en la cuenta de las mesas, los hosteleros están viendo una tendencia a decantarse por vinos de mayor calidad, incluso para consumir en barra. «Antes intentaban ajustar gastos pidiendo el vino de la casa, o el recomendado, pero ahora se nota que hay ganas de disfrutar y no se cortan a la hora de pedir algo más caro, por probar o porque ya lo conocen y les gusta», apunta un camarero, que ve cada día con más regularidad cómo «eligen los vinos de mitad de la carta para arriba, sin mirar muchas veces el precio».