Las bibliotecas, en especial las del mundo rural, se han convertido en los últimos meses en refugios para soñar con un mundo sin pandemia y en centros virtuales participar en un universo de iniciativas gracias al excelente trabajo que vienen realizando desde hace muchos años los bibliotecarios burgaleses para fomentar la lectura entre los usuarios. En ocasiones, ese trabajo tiene recompensa, no solo el del agradecimiento de los lectores y usuarios, que es diario, sino también el de las administraciones, una vez al año.
Los premios María Moliner, que entrega anualmente el Ministerio de Cultura y Deporte, en colaboración con la Federación Española de Municipios yProvincias (FEMP), son el mejor de los barómetros para evaluar las iniciativas y proyectos de fomento de la lectura que realizan las bibliotecas. En esta ocasión, la comisión de valoración de la XX Campaña de Animación a la Lectura María Moliner, ha valorado 562 proyectos, de los que han seleccionado 310 como los mejores, entre los que se encuentran los presentados por las bibliotecas públicas de Belorado, Lerma y Torresandino.
Tres ejemplos de buen hacer para animar a sus vecinos a lectura, a pesar que el año no está siendo propicio para los encuentros presenciales, gracias a la creatividad e innovación de sus bibliotecarias, que juegan un papel esencial a la hora de realizar actividades de fomento de la lectura y dinamizar la cultura.
El jurado, además del prestar especial atención a colectivos con dificultades para el acceso a la lectura (personas con discapacidad, mayores o enfermas), también valora las acciones innovadoras dirigidas a incentivar la convivencia social e intergeneracional, así como la planificación y viabilidad de los proyectos, con especial atención a los centros de lectura de municipios de menos de 5.000 habitantes.
La recompensa económica de estos galardones, 2.000 euros, se destinará a la compra de libros o la realización de publicaciones periódicas para estas bibliotecas públicas, que nunca andan sobradas de fondos para adquirir material.
De las tres bibliotecas burgalesas reconocidas en esta edición con este premio, la que más experiencia tiene, acumula varios en los últimos años, es la de Belorado, con cuatro galardones consecutivos gracias a la labor de Mercedes Álvarez, una bibliotecaria que se mueve como pez en el agua por las redes sociales con iniciativas muy novedosas y otras muchas ya consolidadas en el calendario de los usuarios de la biblioteca beliforana.
Diario de un confinamiento. El proyecto de animación a la lectura de Belorado, «en un año duro», matiza Mercedes, arrancó en abril con ‘La biblioteca nos acerca: Diario de un confinamiento’, una actividad para mayores aprovechando el centenario de Miguel Delibes. «Seleccionaba un texto de Delibes y lo lanzaba a través de la redes sociales para abordar diferentes temas», apunta Mercedes, quien repitió la experiencia en el mes de octubre con ‘Belorado Habla’, una propuesta en la que también se trabajó con texto del escritor vallisoletano, o ‘Cuentos por teléfono’.
Además de estas propuestas, Mercedes también puso en marcha otras dirigidas a los pequeños lectores, como por ejemplo la campaña en redes sociales ‘Cuento contigo’, «con la que celebramos un atípico Día del Libro, con publicaciones de vídeos con peques, familias y profesorado del colegio beliforano y del colegio vecino de Cerezo de Río Tirón, también muy participativo en la biblioteca».
Esta idea surgió, matiza Mercedes, al no poder enviar las ‘Lecturas postales’ que tenían previsto enviar a bibliotecas de Barcelona y Gran Canaria, «nuestras nuevas ‘biblioamigas hermanadas’ gracias a un concurso de la Organización Española para el Libro Infantil y Juvenil (OEPLI) en el que siempre participamos y que ha servido para comenzar un gran vínculo con otras bibliotecas ubicadas en la otra punta de España», asegura bibliotecaria que sueña con poder poner en marcha un club de lectura juvenil.
Los que sí funcionan desde hace años son los clubs de lectura de mayores, «que tenemos muchas ganas de retomarlos y poder volver a vernos en persona», señala Mercedes, quien también hace referencia a otra novedosa iniciativa que ha puesto en marcha este año: ‘Libros confinados: grandes lecturas para grandes lectores’, que consiste en llevar libros a la residencia de ancianos de Belorado para que los tengan allí durante tres meses.
A pesar de las restricciones, este año se han repetido actividades que son eventos fijos en el calendario de la biblioteca, como la entrega anual de cuentos a los bebés nacidos el año anterior. ‘Un bebé, un libro’ es una campaña de bienvenida para futuros lectores y que este año no ha podido ser presencial por lo que desde la biblioteca se ha enviado a sus casas una carta con su nuevo carné y un cuento para darles la bienvenida.
En este año tan atípico, Mercedes destaca los cursos de la UBU para mayores de 45 años, que se celebran online, y el papel de dos grupos fundamentales en la biblioteca beliforana, como son el Centro Ocupacional y los Clubes de Lectura. «Hasta el momento del confinamiento, los primeros nos visitaban una vez al mes mientras que el segundo grupo, formado por dos clubes, lo hacían semanalmente», recuerda con cierta nostalgia, a la vez que constata que «la gente se está animando más a leer», en especial a partir de los 50 años, y que las redes sociales son una excelente herramienta para llegar a todos los usuarios en esta época compleja.
Detrás de este cuarto premio consecutivo al fomento de la lectura, la biblioteca beliforana acumula algunos más, «hay un duro trabajo, pero muy gratificante», asegura Mercedes quien comparte el galardón con los usuarios y el Ayuntamiento «porque ponen su granito de arena».
Trabajo con el colegio. También tiene experiencia en recibir este premio de fomento de la lectura la biblioteca de Lerma, lo recibe por octava vez, recuerda Arancha Serna, su bibliotecaria, quien destaca que el programa de fomento de la lectura se hace con la biblioteca escolar, en coordinación con el colegio Pons Sorolla de la villa ducal. «Tratamos que todos los niños que asisten al colegio, tanto los que viven en Lerma como los que residen en la comarca se vean beneficiados, es decir que no sea un proyecto de actividades solo de la biblioteca de Lerma», asegura Arancha, que buena parte de las actividades las realiza en la biblioteca escolar o las proponen desde el centro educativo.
Entre las proyectos que han realizado se encuentra el que denominan ‘reto lector’, mensual, «que consiste en leer un libro de un género diferente al que suelen leer o de una temática determina», matiza Arancha, quien también destaca el programa de ‘escritura creativa’ , «porque los niños cada vez escriben menos y tratamos de creen historias, algo propio». Otro de los trabajos que realizan en la biblioteca lermeña, enfocado al ámbito infantil y juvenil, es hacer selecciones de libro para facilitar lecturas y propiciar encuentro con autores, lo que este año no han podido hacer. «Este es el año que menos actividades hemos podido hacer», reconoce Arancha, quien considera «fundamental animar a leer desde y en el cole», además continuar con las actividades propias de las bibliotecas.
Libros por la ventana. Con la etiqueta #Torresandinolee la bibliotecaria Laura Salinero ha puesto en marcha una iniciativa a través de las redes sociales que consiste «poner cada día un escaparate y se lanza un libro con la sinopsis del mismo, propiciando comentarios e incluso permite reservarlo en la biblioteca». Esta propuesta, que se planteó antes de la pandemia, ha resultado muy efectiva en estos tiempos de restricciones y confinamientos, apunta Salinero, quien ya se ha acostumbrado a entregar los libros por la ventana.
A través de esta propuesta, la biblioteca de Torresandino a abierto una puerta para que entren, a través de las redes sociales, «los jóvenes y la gente mayor, que es a los que más cuesta llegar, gracias también al trabajo que se hace desde el telecentro», indica Laura, que ha logrado mantener el número de usuarios, lo que en principio era una utopía al tener la biblioteca cerrada por las restricciones.
El objetivo para el próximo año, además de continuar con este proyecto de éxito, es animar a los vecinos a acudir a la biblioteca «porque es un lugar de encuentro en el que se pueden establecer relaciones intergeneracionales, que es lo que nos interesa», asegura Laura, quien recuerda que la de Torresandino es una biblioteca joven, que se puso en marcha por la donación que hizo un vecino, «y seguimos nutriéndonos de donaciones».
Este premio María Moliner, el tercero que reciben en los cuatro años de existencia de la biblioteca, para Laura supone el reconocimiento al trabajo realizado y la cuantía del mismo, 2.000 euros, «nos vienen muy bien porque no tenemos presupuesto», a pesar de lo cual realizan numerosas actividades puntuales como cafés literarios o cuenta cuentos en el colegio.
Estas tres bibliotecas son un fiel reflejo del trabajo que se hace otras muchas de la provincia, dinamizadoras en todos los casos de la actividad cultural en un mundo rural que se sigue leyendo, en muchos casos gracias al empeño de bibliotecarias como Mercedes, Arancha y Laura.