Un nuevo plan director definirá los usos del monasterio de Oña

F. TRESPADERNE
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La Diputación de Burgos, propietaria de los inmuebles de más de 32.000 metros, confía en que la Junta redacte el proyecto. Antes debe firmar un documento con la Iglesia, con la que comparte espacios en este BIC

Hace 10 años, el Monasterio de San Salvador de Oña acogió la celebración de Las Edades del Hombre. - Foto: Valdivielso

Como todos los grandes monasterios, el de San Salvador de Oña ha pasado a lo largo de su rica historia por un sinfín circunstancias de todo tipo y ahora lleva diez años en desuso, desde que dejó de ser centro geriátrico y psiquiátrico, a la espera de que la Diputación, propietaria del mismo, decida a qué usos destinar este complejo, cuyos inmuebles tienen una superficie de más de 32.000 metros cuadrados construidos, dentro de una finca de más de cien mil metros.

Hay edificios que tienen hasta cinco plantas y una muestra de la magnitud de las edificaciones es que «los tejados ocupan casi una hectárea, más de 9.000 metros cuadrados», matiza Ramiro Ibáñez, diputado provincial responsable del Servicio de Asesoramiento Jurídico y Urbanístico a Municipios (Sajuma), organismo que se encarga de la redacción y ejecución de todos los proyectos de conservación y mantenimiento del monasterio en los que hasta ahora se han invertido más de dos millones de euros.

Una vez consolidadas las cubiertas y fachadas, en la actualidad se está procedido a vaciar y limpiar el interior de las estancias que en su día ocupó el centro psiquiátrico. El objetivo es dejar 'limpio' el interior de un complejo que a juicio de Ibáñez, «tiene un gran potencial», potencial que la institución provincial que la institución provincial espera definir en un nuevo plan director de San Salvador. En este sentido, Ibáñez ya ha mantenido algunos contactos con la Junta, ya que parte de este complejo monacal está declarado BIC y por lo tanto cualquier intervención en el mismo, así como los usos a los que se destine, tiene que contar con la autorización de la Administración regional.

«Al tratarse de un BIC queremos que ese plan director lo redacte la Junta para agilizar su tramitación y aprobación, ya que sus técnicos conocen a la perfección lo que se puede hacer o no en un monumento de las característica de San Salvador», asevera Ibáñez, quien matiza que antes de dar ese paso es necesario que la Diputación y la Iglesia, «firmen un acuerdo porque hay espacios que comparten».

Albergue y hotel. En ese plan director, indica Ibáñez, se tienen que plasmar las intervenciones que hay que hay que realizar en el complejo y los usos futuros, ya que muchas de esas actuaciones se tendrán que materializar en función de las actividades a las que se vayan a destinar. Aunque no hay nada definitivo, la intención que, además del uso religioso de los espacios de la Iglesia, tenga un uso hostelero, en concreto que el edificio conocido como antiguo noviciado de la Compañía de Jesús se transforme en un albergue juvenil y que otro espacio pueda coger un hotel. Siempre se ha pensado en este complejo como un lugar idóneo para acoger una posada real, un balneario o incluso un parador de turismo, pero al final nadie ha apostado por ese uso por la gran inversión y porque la villa se encuentra lejos de importantes vías de comunicación.

Cuna de Castilla. Uno de los últimos usos que anunció Ibáñez, y que se pretende incluir en nuevo plan director, es el de acoger en alguno de los inmueble un centro del castellano y que se puede complementar con otro centro interpretativo del nacimiento de Castilla, aprovechando que la iglesia del monasterio están enterrados diversos condes y reyes de Castilla y Navarra, así como las nietas del Cid.

«Las posibilidades son muchas, nosotros barajamos algunas y estamos abiertos a las que nos puedan plantear desde el ayuntamiento o la Junta», asegura Ibáñez, que confía en que la Administración regional redacte el plan director y que el Gobierno central siga colaborando con el 1,5% Cultural en la ejecución de los proyectos más urgentes, todos destinados a consolidar los inmuebles. En la actualidad, de todas las instalaciones, la única que funciona es la piscifactoría.

El último capítulo de la historia del San Salvador está por escribir a la espera del nuevo plan director.