La mala cosecha se ceba con Ribera, Arlanza y Arlanzón

R.E.M.
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Se rondarán los 1,25 millones de toneladas frente a los 1,8 de la pasada campaña pero las comarcas ubicadas al sur de la provincia saldrán peor paradas. Sin embargo, la previsión es que en Páramos la cebada no se vea tan afectada

Las cosechadoras ya trabajan en Villasandino, en dirección a Castrillo de Murcia. En la comarca Odra-Pisuerga bajará en buena medida el rendimiento. - Foto: Alberto Rodrigo

La falta de lluvias cuando más lo necesitaba el campo y el calor desmesurado han derivado en una «mala» cosecha este año que se quedará alrededor de 1,25 millones de toneladas. La campaña pasada se llegó a 1,8 y eso significa que la caída se situará en un 30%, pero Arlanza, Arlanzón y Ribera se convertirán en las comarcas peor paradas mientras que otras zonas de la provincia como Páramos, Odra-Pisuerga o Bureba conseguirán mantener rendimientos muy similares en cuanto a  la cebada.

Las máquinas ya han empezado a recoger desde hace unos días la cebada en la mayoría de la provincia. En Arlanza se prevé que se quede en 2.750 kilos por hectárea cuando el año pasado alcanzó los 4.200; en Arlanzón se pasará de los 5.000 a los 3.300 y en Ribera bajará de 3.400 a 2.400, según los datos que se manejan actualmente y a los que ha tenido acceso este periódico. En otros puntos se notará menos el descenso, como Odra-Pisuerga, de 3.500 kilos a 3.400; Merindades, de 5.500 a 5.000; o en Bureba-Ebro, de 5.000 a 4.800. En el caso de Páramos, el menos afectado por las altas temperaturas, se prevé que incluso incremente su rendimiento de los 2.600 a los 2.900 kilos.

«En zonas como Bureba o las de la zona norte han bajado en producción, pero no en la misma proporción que otros puntos más áridos de la provincia», desarrolla Esteban Martínez, presidente de Asaja, que reconoce que las 500.000 toneladas de diferencia entre un año y otro residen básicamente en la falta de lluvias del mes de mayo. Esas zonas que precisamente requieren menos precipitaciones no se han visto tan perjudicadas y su rendimiento, por esa razón, no resultará tan bajo en comparación a la anterior campaña.

A principios de junio ni siquiera se esperaba esta producción, pero Martínez justifica que hay mucha planta y, en consecuencia, muchos granos. De hecho, el buen mes de abril es precisamente lo que les está salvando en este momento. Sin embargo, aunque existe mucha cantidad no se puede decir lo mismo de la calidad, ya que el peso específico de la cebada se situará en 56 kilos por hectolitro cuando lo habitual era alcanzar los 64. «Si el grano está muy mermado todo es cáscara y no tiene el corazón de dentro que es lo que realmente se necesita bien para hacer pan o bien para hacer pienso, por lo que algunas partidas tendrán problemas para poder venderse, y más aún con el trigo panificable», afirma.

En esa misma línea, Susana Pardo, presidenta de UCCL, comenta que «de momento la cebada no ha sido tanto susto como nos pensábamos». Eso sí, reconoce que en el sector existe «miedo» por ver cómo va a salir el trigo. Y, de hecho, avanza que al contar el grano con un peso mucho menor propiciará directamente que se acabe antes. «Las máquinas irán más rápidas», menciona, para explicar que este año la cosecha concluirá más pronto.

Mientras con la cebada ya se ha podido ir observando cómo está cada tierra, en el trigo aún se mantiene la incertidumbre. Las previsiones que se manejan en estos momentos alertan de una importante caída en toda la provincia, que se notará especialmente en Arlanza al pasar de los 4.600 kilos por hectárea a los 2.150 y también en Ribera al descender de los 3.700 del año anterior hasta los 2.000. Todavía no se ha entrado a la tierra, por lo que esos datos pueden variar. Sin embargo, lo que parece evidente es que se augura un importante descenso con respecto a la última campaña. Y, en este sentido, el golpe será importante para prácticamente todas las comarcas burgalesas. Odra-Pisuerga, Páramos, Demanda, Bureba o Merindades parece que también bajarán en gran medida sus rendimientos.

En esta línea, como ocurría con la cebada, Esteban Martínez también asegura que el peso específico pasará de los 72 kilos por hectolitros habituales a solo 64. Por otro lado, el presidente de Asaja también comenta que «en los años secos hay muchas diferencias entre unas parcelas y otras, las más 'frescas', aquellas que guardan un poco mejor la humedad quizás hayan tenido un rendimiento un 10% mayor de la media, pero otras tienen un 10% más de merma con respecto a esa media».

Desde las organizaciones agrarias ya se muestra el pesimismo con esta campaña y solo se desea  que sea lo menos mala posible. Cristian Martínez, de COAG, comenta que en algunos pueblos de la comarca Odra-Pisuerga, donde ya están bastante avanzados en la cosecha, la merma finalmente está llegando hasta el 50%. En otros puntos, como Valle de Santibáñez, «hubo predrisco el sábado y otro 15% de la cosecha lo ha tirado al suelo». Desde su punto de vista, el trigo ha aguantado mejor la ola de calor que la cebada.

Por su parte, Gabriel Delgado, de UPA, argumenta que aunque se acaba de empezar a recoger todo dependerá finalmente del tipo de tierras. «En aquellos terrenos que sean flojos la cosecha será mala, y en los terrenos que hayan aguantado mejor la sequía será menos mala», afirma. Además, habla ya de problemas con los pastos. A pesar de que la falta de lluvias ha sido generalizada por toda la provincia, en las tierras más débiles la situación ha resultado aún más acuciante.