María Albilla

Plaza Mayor

María Albilla


The Beatles

18/01/2022

Qué vicio esto de la información, señores. Un no parar. No me basta con la que manejo al día, que durante el fin de semana en el sofá me engancho también a los informativos a ver si algún día alguien me cuenta una buena noticia. Pues bien, después de ver a la ristra habitual de políticos tirarse los trastos a la cabeza, reprochándose entre ellos banalidades que a muchos aburren y a otros hacen sentir hasta vergüenza ajena, llegó una, no sé si buena, pero al menos sí bonita. Era el Día Internacional de los Beatles (ponga usted aquí la canción que más le guste y tararee, por favor).

No seré yo quien les descubra ni el talento, ni el legado, ni la influencia que han tenido los cuatro de Liverpool, pero sí les propongo una reflexión sobre los valores que los llevaron a dejar esa huella. En 1960, antes de ser famosos, hicieron las maletas para viajar a Hamburgo y tocar sin parar en clubes en los que perfeccionar el estilo. Al principio hacían conciertos de una hora, pero a medida que mejoraban con su repertorio, los clientes se quedaban más tiempo escuchándolos y ellos se entregaban los siete días de la semana, alguno de ellos hasta ocho horas. Se calcula que cuando los Beatles tuvieron su primer éxito habían tocado en directo 1.200 veces. Ahí queda la cifra y un indudable esfuerzo y trabajo.

En 1966, en la cima de su carrera y llenando los estadios de todo el mundo, decidieron que se acabaron las giras. Los gritos del público que llenaba los recintos ahogaban sus voces y sus guitarras y, con los medios técnicos de la época, la música no se escuchaba. Así todo perdía su sentido. Dejaron las giras para meterse en el estudio a componer y a grabar, buscando evolucionar en sus canciones para que las letras y las melodías fueran cada vez mejores. Lo consiguieron y a partir de ese momento entregaron los mejores álbumes de su carrera. Valentía, honestidad y altura de miras. 
Por volver al principio... ¿Se imaginan que en nuestra ristra de dirigentes pudiéramos columbrar una mínima parte de los valores de los Fab Four? Pues nada, que… Let it be.