Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Caballo de Troya

06/07/2022

De un tiempo a esta parte y por las razones que todos conocemos, vivimos pendientes de una amenaza que se cierne sobre nuestra salud que nos ha llevado a tomar precauciones tan extremas como encerrarnos en casa, usar de forma permanente y masiva la mascarilla o utilizar desinfectantes de todo tipo. Desde luego, los efectos de la covid justificaban y siguen justificando la toma de estas medidas, algunas no tan sencillas. Sin embargo estamos expuestos crónicamente a otros agentes de cuya presencia no somos tan conscientes, sobre todo porque muchos de ellos, cual caballo de Troya, están encerrados en sustancias y objetos que utilizamos de manera habitual y generalizada sin adoptar ningún tipo de cuidado, desoyendo el consejo de los expertos que alertan de sus posibles efectos adversos, sobre todo a largo plazo. Es el caso de las microondas emitidas por los teléfonos móviles.

Es bien sabido que los dispositivos móviles son fuente de emisiones electromagnéticas que organismos como la Agencia Internacional para la investigación del cáncer califican de 'posibles cancerígenos'. Aunque la normativa europea establece límites para que estas no alcancen niveles térmicos, desde esta y otras entidades alertan sobre indicios de que una exposición prolongada o repetida a niveles subtérmicos podría tener efectos nocivos, especialmente en personas sensibles o vulnerables como pueden ser los niños, a los que dejamos usar los teléfonos desde edades muy tempranas y sin control.

En este sentido, hay que destacar una campaña de la Sociedad Española de Protección Radiológica (https://www.,sepr.es) que ha hecho público un decálogo, que animo a consultar, en el que se detallan pequeñas y sencillas acciones que todos podemos llevar a cabo para minimizar nuestra exposición a estos aparatos. Lo mejor es que no hay que hacer grandes esfuerzos para que usar el móvil sea más seguro, basta con hablar por él usando auriculares o el manos libres, limitar el contacto del aparato con el cuerpo, no hacer llamadas con baja cobertura, alejarlo de nosotros mientras dormimos o evitar la exposición nocturna a la luz de la pantalla. Pequeños gestos que costaría poco incorporar a nuestras rutinas y que podrían evitarnos posibles disgustos.