La próxima temporada del Burgos CF está llena de incertidumbre. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) emitió el pasado viernes un comunicado en el que puso en duda el comienzo de las ligas en el fútbol no profesional, es decir, Segunda División B, Tercera y, de ahí, hacia abajo. El organizador de estas categorías anunció que se reunirá mañana con los presidentes de la federaciones autonómicas para «adoptar las decisiones pertinentes en cuanto al cómo y al cuándo podrán iniciarse las competiciones».

En la nota, el organismo presidido por Luis Rubiales deja abierta la puerta a la suspensión: «La RFEF, de común acuerdo con las federaciones deportivas españolas de deportes de equipo convocados por el COE y al amparo de las últimas decisiones de la UEFA y la FIFA, entiende que, ante la evolución de la situación pandémica de las últimas semanas y especialmente de los últimos días en el conjunto del país, resulta imprescindible una reflexión conjunta sobre la procedencia de iniciar la nueva temporada deportiva con unas garantías sanitarias y jurídicas suficientes para todos los deportistas, clubes y federaciones, dado que en estos momentos las condiciones han cambiado en relación con lo previsto en las semanas anteriores».

Este escrito hace que la sombra de la duda sobrevuele la Segunda B y, por consecuencia, el ambicioso proyecto del Burgos CF, que tiene previsto iniciar los reconocimientos médicos la próxima semana y ya ha realizado varios fichajes. Se especula con empezar la liga en enero de 2021, pero habrá que esperar a la resolución del lunes. Bien sea en forma de suspensión o de retraso, trastocaría los planes de los blanquinegros. También se verían afectados clubes como la Arandina, el Burgos CF Promesas, el Bupolsa, el Real Burgos o el Mirandés B, todos ellos en Tercera División. El Mirandés, al formar parte del fútbol profesional y pertenecer a la liga, no entra en este grupo.