50 años llenos de mucho brillo

JUNIOR VIEIRA
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La Joyería Tito de Miranda celebra este jueves sus bodas de oro con un concierto. «He vivido mi profesión porque me encanta», cuenta su dueña

Amelia Fresno (i.) y Mati Solana, en el actual establecimiento de Joyería Tito, en la calle Ramón y Cajal de Miranda de Ebro. - Foto: Jesús J. Matías

La calle Ramón y Cajal, en Miranda de Ebro, siempre se ha caracterizado por su bullicio y ambiente. Sin embargo, en la esquina de su perpendicular aparece un fuerte brillo que ya dura 50 años. La Joyería Tito celebra este mismo jueves sus bodas de oro y un concierto y una cata de vinos amenizan la tarde en su local. «He vivido mi profesión porque me encanta», afirma Mati Solana, fundadora junto a su marido, Tito, del establecimiento. 

Los orígenes de este sitio se remontan a un pequeño local situado en la misma calle, pero un poco más adelante. «Nos pusimos en una tienda de siete metros cuadrados. En principio iba a ser un taller, pero fue tal la afluencia de gente que enseguida tuvimos que subirlo al piso de arriba», recuerda Solana. Junto a Tito, quien falleció hace tres años, se trasladaron a su actual comercio. Sin él, nada de esto hubiera sido posible. «Mi marido tenía un don especial, le quería muchísima gente», presume. 

Este comportamiento se puede extrapolar a ella misma. Y sus clientes se lo demuestran. «En mi tienda todos los días tengo regalos. Tartas, bizcochos, flores... a la gente le sale del alma», cuenta. No solo de aquellos mirandeses que recorren las calles día sí y día también, sino de los que vienen de otras ciudades. «Los viajeros se sorprenden y me dicen que esto no lo han visto en ningún otro lado», remarca Solana. Su joyería «ha puesto el listón muy alto en Miranda» y los clientes se lo agradecen. 

Aspecto de su antiguo local en la década de los 70.Aspecto de su antiguo local en la década de los 70. - Foto: DB

Entre tantos recuerdos, la dueña rememora uno muy especial. «Yo abro los agujeros de las orejas a los bebés, les pongo los pendientes. Un día vino una chica de La Rioja que tenía unas bodegas. Yo no sabía nada. Le puse los pendientes y luego me escribió una nota sobre que se lo había puesto con tanto cariño los pendientes que estábamos invitados a su bodega en Haro», cuenta. Solo tiene palabras de «agradecimiento» a todos los que han pasado por su tienda. Y aunque ya está en una situación de jubilación anticipada, aún queda cuerda para rato en Joyerías Tito. 

Su gerencia irá de generación en generación. A cargo de sus «dos hijas y de la nieta de 14 años  que ya apunta maneras». «Empecé aquí cuando terminé la carrera. Nosotros tratamos de darlo todo y la gente nos ha recibido con mucho cariño», cuenta Amelia Fresno, una de las hijas. De momento, todo esto afecto se podrá poner en valor el próximo jueves a lo largo de la tarde. Desde las 19 horas se instala un photocall en la tienda, así como decoración con flores y un pequeño concierto. Todo acompañado de una cata de vinos tintos y blancos.