Javier Martínez y Gabriel Gago son dos burgaleses que han decidido traspasar fronteras para poder vivir de su pasión, el fútbol. El primero, quien fue preparador técnico del Burgos CF y del actual filial, ha encontrado acomodo en Dubai formando parte de un proyecto de LaLiga mientras el segundo dejó atrás su largo periplo en la cantera blanquinegra, primero como jugador y luego como formador, para iniciar una nueva etapa en Kuwait, donde trabaja en varias academias de fútbol.
Javier Martínez ya estuvo en China y en Kenia viviendo sus primeras experiencias lejos de ciudad natal y de su Burgos CF, del que formó parte como preparador físico con Fernando Estévez en el banquillo. También desarrolló esa labor, pero en el Promesas, como hombre de confianza de Óscar Río, Fosky. Y una vez se acabó esa etapa, descartó varias ofertas para emigrar a Dubai.
A los Emiratos Árabes Unidos llegó en 2021 de la mano del proyecto de LaLiga Academy. «Tengo a mi cargo seis equipos de categorías base. En total, pueden haber niños de 60 nacionalidades diferentes», expone Martínez sobre un hecho que «aquí es normal porque el 80% de la población es extranjera».
Por ello, «se está invirtiendo en mejorar a nivel futbolístico», añade el burgalés, que además es el preparador físico del primer equipo del club, denominado LaLiga HPC. «Competimos en la segunda categoría del país y el año pasado nos quedamos al borde del ascenso», recuerda sobre un proyecto en el que está «muy a gusto» y del que, como poco, formará parte hasta el próximo verano.
Por su parte, Gabriel Gago comenzó su aventura en Kuwait el pasado abril gracias a que su hermana ya residía en el país del Medio Oriente desde hacía seis años y a que actuó como anfitriona. Ya allí, le llegó la oportunidad de volver a trabajar cada día con el balón. Y no la dejó escapar.
Sobre un campo de los tantos que se encuentran en la capital del país conoció al dueño de una de las academias de fútbol de la ciudad, Total Mastery Football. De esa manera, se convirtió en uno de los tantos entrenadores de origen español que imparten sus conocimientos a categorías inferiores. Y ahora, en otra llamada F10, también a adultos. «Somos seis españoles pero en realidad aquí te encuentras gente de todas partes del mundo», destaca el burgalés, que decidió «cambiar de aires tras más de 18 años perteneciendo a la estructura del Burgos CF».
En 2003 entró en el club blanquinegro después de que su padre quisiera apuntarle a la escuela de fútbol del Ayuntamiento y se equivocara. «Esa fue y será el mejor error que cometerá en su vida», reconoce con humor Gago, que posteriormente desarrolló la labor de delegado, preparador físico e incluso segundo técnico del equipo juvenil de Liga Nacional.
Ahora, aunque lejos de la tierra que le vio crecer, intenta transmitir esa pasión que él también conoció en la infancia. Comparte ese tiempo con el que destina a potenciar la marca deportiva SOLO SPORT, un proyecto familiar que ya viste varios de los equipos de balonmano del país y que fabrica algunos de sus productos en Pradoluego.