Un crimen para volver a casa

I.M.L.
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El arandino Javier Cobo publica la segunda entrega de la saga de Ariel Bloom, que lleva a la protagonista a investigar una serie de asesinatos en Burgos

Javier Cobo aprovecha esta faceta literaria para reivindicar Aranda como escenario de historias de ficción. - Foto: DB

Después de investigar un crimen en tierras andaluzas y enfrentarse a la secta del Palmar de Troya, Ariel Bloom tiene que sobreponerse a su momento personal más frágil y centrarse en un nuevo caso: Unos horribles asesinatos en los que los cuerpos de chicas jóvenes aparecen mutilados y expuestos de manera grotesca. ¿El escenario? La ciudad de Burgos, en una investigación que llevará a la inspectora a sumergirse en la historia burgalesa para destapar una red de crímenes y sangre que se remonta a la Inquisición y, de paso, regresar a su casa familiar en Aranda de Duero, donde se desmoronará su mundo.

Así se puede resumir el argumento de la segunda entrega de la saga de Ariel Bloom, creada por el arandino Javier Cobo, que la ha titulado Haereditatem (herencia en latín). «Quería que los títulos de la saga fuesen una palabra, empecé por Cisma y ahora este, que tiene mucho que ver con la trama y con las historias personales de Ariel y su antagonista, sus herencias personales», explica Javier Cobo.

Más allá del relato de novela negra, esta continuación lleva una gran carga personal. «Ariel es un personaje completamente autobiográfico, su historia personal es también la mía; para mí era muy importante ese factor psicológico del personaje de Ariel, de una manera que los lectores puedan empatizar u odiarla, no es un personaje que esté diseñado para ser una superheroína ni para que a todo el mundo le agrade, porque es una persona de carne y hueso que tiene momentos en la novela que toma decisiones bastante cuestionables», avisa para aquellos que aún no se hayan sumergido en sus páginas. Este ejercicio le ha servido al autor como ver su reflejo en un espejo. «Da bastante vértigo pero, a la vez, ha sido muy gratificante el proceso porque a mí me ayudó bastante el plasmar en la novela todo esto, fue como ir al psicólogo; estoy abriendo una parte de mí a todo el mundo, pero una vez lo he escrito ya no me preocupa tanto, ya no es sólo mío sino también de quien lo lea», confiesa el autor.

Esta relevancia de la protagonista hace que la saga esté concebida como un todo, y para su mejor disfrute hay que contar con todas las piezas. «Si lo que interesa es la trama del crimen, se pueden leer de manera independiente, pero en Haereditatem hay una trama que parte del estado en el que empieza Ariel, no muy feliz, y se va enlazando con la trama principal, por lo que sí que es recomendable haberse leído el anterior libro porque, sino, no se va a saber qué le pasa a esta chica», recomienda Cobo.

El hecho de que los escenarios sean burgaleses y arandinos es algo buscado desde hace tiempo. «Tenía muy claro que la quería traer de vuelta porque no tenía sentido mantenerla en Sevilla y la he traído aquí a la tierra porque, a parte de que a mí me tira mucho Burgos y Aranda, creo que, ahora que están en boga novelas como la trilogía de la Ciudad Blanca sobre Vitoria y demás, también es muy necesario reivindicar nuestra tierra», explica orgulloso de sus orígenes y defendiendo lo burgalés. «Para qué me voy a ir a otro lugar cuando tengo unos escenarios tan maravillosos en Burgos, que invitan a cualquier cosa. Me gustaría que la gente de fuera, si el libro cae en sus manos, se acerque a conocer esos escenarios que salen en la novela como la ermita de Santa Gadea en Burgos o la iglesia de San Juan en Aranda», pone como ejemplos de escenarios de la novela. De hecho, la propia portada ya es muy identificativa: La catedral de Burgos. 

Una novela que se puede adquirir ya en librerías y que deja el camino listo para el cierre de la trilogía, en el que Javier Cobo lleva ya un año trabajando y que quiere que sea «redondo».