30 años en busca de la tierra oculta

A.C. / Santelices
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El Grupo Espeleológico Merindades celebrará sus tres décadas en octubre

Una de tantas salidas, en este caso, durante un Speleo Meeting Internacional organizado por Espeleofoto en Paño. - Foto: DB

La cueva de Paño se considera la segunda más bonita de Burgos después de la de Fuentemolinos, en Puras de Villafranca». Cuando dice esto, Jesús González Robador, Chuchi para todos, afirma que no es amor de padre, sino una opinión compartida entre espeleólogos y conocedores del medio subterráneo, a pesar de que en la provincia se cuentan más de 3.000 cavidades. La cueva de Paño es su niña bonita, la que un buen día descubrió Ricardo, un vecino de Puentedey ya fallecido, y que el presidente del Grupo Espeleológico Merindades (GEM) y sus amigos decidieron comenzar a explorar. Era su primer descubrimiento. «Entramos alucinando porque todo era virgen, nadie la había pisado», recuerda. Han pasado 31 años de aquel lejano 1991, pero González Robador sigue con ganas.

La filosofía y objetivo principal de este grupo, que celebrará en octubre los actos del 30 aniversario que el pasado año tuvo que posponer, ha sido siempre el de «descubrir y explorar nuevas cuevas» . Sus integrantes han dado con sesenta, especialmente en la zona de la Engaña y en los municipios de Valdeporres, Sotoscueva y Valdebezana, aunque también tienen algún hallazgo en el valle espinosiego de Rioseco. Grandes cavidades, como se denomina a las de más de un kilómetro, han localizado seis, y de ellas la mayor es Plataforma I con 2,3 kilómetros, que se recorre casi toda por el curso de un río subterráneo.

Y es que la espeleología es agua, barro, frío, oscuridad y horas bajo tierra o agua. Con 60 años y una larguísima experiencia, el sexto sentido espeleológico le dice a Jesús González al comienzo de cada curso de formación  «quien va a soportar el frío y el barro». Muchos aficionados apenas practican este deporte durante tres o cuatro años y abandonan «porque es duro». Pero los que se enganchan lo siguen toda la vida, porque las entrañas de la tierra tienen un atractivo único.

Una antigua integrante del GEM posa en Paño, la cueva estrella del grupo, descubierta por sus fundadores en 1991.Una antigua integrante del GEM posa en Paño, la cueva estrella del grupo, descubierta por sus fundadores en 1991. - Foto: espeleofoto

Pero además de deporte, la espeleología también es ciencia, añade el presidente del GEM, porque además de aprender a progresar en horizontal y en vertical por una cueva se aprenden conocimientos de biología, geología, cartografía, topografía... De la cueva de Paño, González Robador habla con lenguaje científico y explica como su belleza se debe a que «es una secuencia constante de litogenesis exuberante», es decir, las formaciones de estalactitas y estalagmitas que se han formado en su interior llenar de principio a fin sus 1.610 metros de desarrollo. La pena es que entre su descubrimiento en 1991 y 1997, en que se cerró al público, hubo tantas entradas que se produjeron muchos destrozos. Tantos que el GEM también ha desarrollado talleres de reconstrucción de estalagtitas y estalactitas.

Pese a ello, acaba de ser incluida en el libro 101 cuevas y minas de España sorprendentes, escrito por Víctor Ferrer y editado por Anaya Touring. Ahora, el GEM es el guía oficial para los grupos que deseen entrar en Paño, pero solo pueden ser un máximo de seis al año y tienen que reservar en espemerindades@gmail.com.

La sede del GEM, en la antigua estación de ferrocarril de Santelices, también es Centro de Estudios Kársticos y desde 1994, sede de la Escuela de Federación de Espeleología de Castilla y León, junto con Velilla del Río Carrión, en Palencia. En los años más activos, llegaron a pasar 800 personas por Santelices para participar en cursos de formación o campamentos promovidos por el GEM, pero la pandemia ha frenado la actividad.

Para aquellos chicos que allá por 1990 comenzaron a entrar en cuevas de la Sierra de la Tesla y Covanegra, en Leva, y decidieron que querían saber más el maestro fue Jesús Manuel Sáez Hidalgo, del grupo Alcotán, de Palencia. Ahora, experimentados espeleólogos, como Rafael Ayabarrena, Rafael Abad, Roberto Martínez López o David García acompañan a Jesús González en la aventura. Y el GEM sigue abierto a todo aquel que desee entrar en el mundo subterráneo.