Casco Histórico Alto

MARTÍN G. BARBADILLO
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"La zona coincide, aproximadamente, con la ubicación de la antigua judería y es donde desborda con más intensidad la historia antigua de la ciudad. Huele a Edad Media"

Terraza del CAB con vistas a la Catedral de Burgos.

¿Qué es? Se trata de la parte del centro histórico de la ciudad más cercana al Castillo.

Edad. Burgos fue fundada en el 884. Estando tan próxima a la fortaleza es de suponer que está zona fue de las primeras en poblarse. Así que más de un milenio la contempla.

¿Hablamos del centro? Yo te hacía más fan del extrarradio. Por supuesto, la periferia siempre es más interesante, pero lo que te voy a explicar es, más o menos, el extrarradio del centro.

¿A qué te refieres? Desde la perspectiva de los turistas o los paseantes locales, el centro de Burgos se parece mucho a un pueblo del oeste, como los que salían en los spaghetti westerns: básicamente hay una calle.

¿Cuál? Laín Calvo y su continuación, La Paloma. Están llenas las tardes que el tiempo lo permite y los fines de semana. La gente se dispersa por las vías adyacentes, la Plaza Mayor y el Espolón; por las noches se pueblan La Flora y Las Llanas. Pero en dirección al Castillo, apenas una calle más allá de las mencionadas, no hay nadie, o casi nadie, prácticamente nunca. De esa zona vamos a hablar porque tiene un punto diferente, muy curioso.

¿Puedes concretar el área un poco más? Claro, me refiero más a menos a todo lo comprendido desde Fernán González al Castillo y desde el Arco de San Esteban al de San Martín. No se llama Casco Histórico Alto por nada: para llegar hay que subir cuestas, algo insólito en esta ciudad llanísima.

¿Y qué hay? Pues como ya te he dicho, poca gente, lo que permite disfrutar del lugar de una manera completamente distinta. La zona coincide, aproximadamente, con la ubicación de la antigua judería y es donde desborda con más intensidad la historia antigua de la ciudad. Huele a Edad Media.

¿Por dónde puedo subir? Hay varias posibilidades, pero a mí me gusta mucho arrancar por el Arco de San Gil, una pendiente de las que se te suben los gemelos. A la derecha, puedes entrar en el Corralón de las Tahonas, una plaza antiquísima y escondida, en la que a veces han programado conciertos de flamenco. Un poco más arriba, llegas al Arco de San Esteban, mudéjar, exótico en estos lares.

Me estoy cansando ya. Puedes parar, respirar un rato y observar las vistas. Desde allí hay una perspectiva de la ciudad en la que se ven ¡tejados! Puede parecerte una nimiedad, pero gente procedente de ciudades más sinuosas con la que he hablado me ha dicho que es una de las cosas que echan de menos en Burgos, ver tejados.

Es cierto, yo también echo de menos los tejados. No te pongas sentimental, sigamos. Cruzado el arco puedes sentarte a tomar el sol en las escaleras paralelas a la muralla que escalan hasta la fortaleza. Si no estás en forma no te recomiendo subirlas, son decenas y decenas, aunque se hacen como miles.

¿Por dónde sigo? Te he dicho más veces que te dejes llevar y explores. En este punto, métete por las callejuelas de suelo empedrado que surgen. Te toparás con una plaza con escaleras que parece un cine de los buenos, en la que a veces hay espectáculos, y con otra plaza fabulosa y siempre desierta. Está inmediatamente detrás de la catedral y tiene unas vistas de las agujas espectacular. Esta sí es un auténtico top 1 desconocido.

Tomo nota. En la zona hay también varias iglesias: Santa Gadea (esta está por debajo de Fernán González), San Nicolás, San Gil y San Esteban. Merece la pena levantar la cabeza para verlas. Son muy potentes; a mí siempre me han parecido mitad templos, mitad fortalezas. El súmmum de lo castellano. Además, por dentro son espectaculares. Si vas en otoño, te recomiendo que te patees el final de Fernán González, frente al antiguo seminario. Es un pequeño paseo con pinos, castaños y otros árboles que pasan por todos los rojos y ocres posibles. Eso, y las vistas de la ciudad. No dejes de llegar hasta el final y cruza el Arco de San Martín (mudéjar también) a pie ahora que por fin está vedado a los coches. A estas alturas ya debes de sentir que llevas armadura y espada. Y hay más.

Siempre hay más. En el Casco Histórico Alto está el CAB (Centro de Arte de Caja de Burgos), el museo de arte contemporáneo de la ciudad. Se trata de un edificio de cuatro plantas perfectamente insertado en el entorno, aprovechando el desnivel. Siempre es posible visitar varias exposiciones o echar un rato en su sala de lectura, que cuenta con una gran colección de libros de arte. Si lo anterior no te va, puedes salir a su terraza; sin duda, la mejor de la ciudad. Orientada al sur, soleadita, con una vista espléndida con la catedral en primer plano y la ciudad entera de fondo. Hay máquina de café, te puedes sacar uno y gozar tranquilo.

Un café ya me está apeteciendo. Pues tómatelo en el CAB, porque de Fernán González para arriba no hay ningún otro sitio: ni bares, ni comercios. Un vacío absoluto en pleno centro; algo inexplicable, todavía más considerando que es una maravilla de lugar. Quizás esto precisamente permita recorrerlo en un paseo solitario y tranquilo que es, en cierto modo un paseo por uno mismo.

¿Y mi café? Ya te lo he dicho: en el CAB o cógetelo en Avellanos para llevar y te lo subes.

Si quieres parecer integrado. No te lo recomiendo, pero para parecer integrado deberías no subir nunca al Casco Alto, como hace la mayoría de la población.

Nunca, nunca, nunca... Subas de un tirón. Haz una pausa, gírate y disfruta de las vistas. En esta ciudad no es fácil.