Fue un gran fin de fiesta con las gradas del Municipal de Arlanza abarrotadas y un partido pleno de emoción. Villalbilla era el favorito y se acabó llevando el título, el sexto de su historia, lo que le iguala con Villahoz como localidades más laureadas en la competición. Pero el campeón tuvo que sufrir y mucho. Ubierna hizo un gran partido y por momentos tuvo contra las cuerdas a su rival. Gozó de ocasiones de peligro tanto con el 0-0 como con el 1-0, pero en todas ellas se encontró con un Álex Barba que se convirtió en un muro infranqueable.

Fue un choque jugado de poder a poder en el que cada uno utilizó sus armas. Había más calidad en las filas gualdinegras, pero la entrega y la ilusión de su oponentes estuvo cerca de costarle un disgusto a los favoritos.

Fue Ubierna el que comenzó mejor el choque. Más intenso y con más mordiente ofensivo. Avisaron en un balón parado y poco después fue Santi Esparza, su capitán y hombre más peligroso, el que puso a prueba a Álex Barba, que respondió a la perfección en ambas ocasiones.

Con el paso de los minutos Villalbilla fue ganando metros. Buscaba a sus hombres de banda, Abel y Gallo, y poco a poco comenzó a estar más a gusto. Fue en el minuto 23 cuando el colegiado pitó penalti en una jugada protagonizada por Abel. Gallo no perdonó desde los once metros.

Ubierna puso empatar antes del descanso, pero Barba volvió a ganar en el duelo a Santi Esparza.

Todo siguió de la misma forma en la segunda mitad. El Villalbilla buscaba la sentencia en una transición y Gallo pudo hacer el segundo en un libre directo, pero se encontró con el larguero. A Héctor le faltó puntería para empatar en el 74. Ubierna nunca tiró la toalla, pero no encontró la recompensa a su insistencia.