Un mirandés en la serie más cara de la historia

Ó.C.
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Jon Soria trabajó en la producción de la primera temporada de 'El Señor de los Anillos: Los Anillos de poder'. Creó elementos como la torre de Ostirith o el ascensor de los enanos

Jon Soria reconoce que Nueva Zelanda cuenta con grandes paisajes y destaca que es algo que aprovecha mucho la serie. - Foto: DB

La llamada serie más cara de la historia tiene entre los nombres de los créditos el de un mirandés que trabajó durante un año en la producción de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder. Jon Soria formó parte durante ese tiempo del departamento de construcción, en la primera temporada, en la que se encargó junto a su equipo de crear por ejemplo «los carros de los pelosos, la torre de vigilancia de Ostirith, donde se refugian los hombres de los orcos, o el ascensor de la mina de los enanos». 

La serie rodó los primeros ocho capítulos en Nueva Zelanda, donde reside este mirandés, que recuerda que «todo estaba organizado en grupos pequeños muy herméticos con un acuerdo de confidencialidad para que no se pueda colar nada y por eso por ejemplo teníamos prohibido hacer fotos». Su departamento estaba formado «por cinco o seis personas» y reconoce que «hicimos un montón de cosas y según veo los capítulos me doy cuenta y hace mucha ilusión». 

Antes de esta aventura ya había trabajado en escenografía, porque comenzó en ese mundillo en Madrid. La crisis apareció y hace ocho años cogió las maletas para viajar a la antípodas y seguir con su carrera. En la isla, cuando se enteró del desembarco de la serie «moví todo lo que pude para poder entrar en algo así y por suerte había hecho contactos». Las expectativas que tenía se han cumplido y «a parte he trabajado con gente de todo el mundo, con personas de Japón, Canadá, Italia y Suramérica, lo que creaba un ambiente muy chulo», admite Jon.

En la siguiente temporada no participará, «porque a raíz de la pandemia movieron la serie a Londres». Después del impacto de la enfermedad que pilló en pleno rodaje, la isla «estuvo herméticamente cerrada, por lo que resultó difícil acceder a Nueva Zelanda», algo que dificultó el funcionamiento «de una producción muy bestia, de la que me he quedado muy contento de haber podido trabajar en algo así».

La primera temporada en la que participó está en plena emisión. Después de ver los primeros capítulos, reconoce que «la verdad es que me está gustando bastante», aunque lamenta que el debate sobre el contenido y el potencial artístico de la serie se haya mezclado con críticas por la diversidad racial que trataron de incluir en la historia, con un elfo o una enana negros. «Es una pena ver ese tipo de comentarios», critica Jon, que espera que en la valoración final no influyan estos aspectos.

En la serie, y antes en las películas de este universo, Nueva Zelanda mostró su potencial. Tras unos meses de vacaciones en Miranda, Jon regresará de nuevo a un país «que es una pasada, porque es como se ve en las fotos o en las guías de viajes». Por eso, «al margen de la calidad de vida», este mirandés sostiene que «a cada sitio que vas y te haces una foto, te das cuenta de que es como una postal».