Héctor Jiménez

Ni confirmo ni desmiento

Héctor Jiménez


No les va a dar tiempo

02/12/2022

A los de 40 para arriba les sonará. En la Nochevieja de 1991, el dúo cómico Martes y Trece (cuyas bromas han envejecido regulín, todo sea dicho) parodiaban el retraso de las obras de los Juegos Olímpicos de Barcelona disfrazados de niños de San Ildefonso, cantando con la musiquilla del sorteo de Navidad las demoras en el estadio de Montjüic o en el aeropuerto. Desde entonces, a todas las administraciones de España se les puede aplicar la cantinela: Nooo les va a dar tiempoooo.

Esta vez el destinatario es el Ayuntamiento de Burgos en su faceta de propulsor de la Zona de Bajas Emisiones. Que no llegan al 1 de enero. Salta la sorpresa en Las Gaunas. Y veremos cuándo la implantan. Porque mucha prisa no parecen tener.

Ni ellos ni tantísimos otros alcaldes y alcaldesas, que se ven obligados a tragar con un sapo impuesto desde el Gobierno central. Decirle a la gente que no puede circular con su coche porque es viejo y contamina mucho nunca es fácil, y menos a las puertas de unas elecciones municipales.

Dicen que a enero no llegan porque no se qué de la ordenanza y qué se yo de su soporte informático. Vale. Pongamos que esté listo para marzo, o para abril. ¿Quién se va a empecinar en poner en marcha una medida restrictiva con las urnas ya colocadas? ¿Se arriesgarán a la crítica mediática, a que en las barras de los bares se acuerden de su familia, a protestas de colectivos profesionales? Antes veríamos la reapertura del Directo, fíjense lo que les digo.

Las Zonas de Bajas Emisiones habrán sido filosofadas con muy buena intención desde los ministerios, pero son una medida absurda en pequeñas y medianas ciudades. Ya me dirán qué pintan Chiclana, Ponferrada o Talavera de la Reina, todas ellas con más de 50.000 habitantes y por tanto obligadas a implantar las ZBE, luchando contra el cambio climático por el mero hecho de cerrar al tráfico su centro histórico. 

Eso está muy bien para devolver el espacio público a las personas. Soy un absoluto fan de las peatonalizaciones. Pero hacernos creer que una restricción temporal y local de vehículos (mientras pueden seguir circulando por los alrededores) evita el calentamiento global, cuando sus humos suponen lo que emite en 30 segundos una gran fábrica en China o en la India, es tratarnos como a niños. Por enésima vez.