La glorieta más temida: 64 golpes en 10 meses

F.L.D.
-

Tras la supresión de los cedas interiores hace dos años, la siniestralidad se ha duplicado en la rotonda Jorge Luis Borges (confluencia de las avenidas del Cid y Cantabria), sobre todo en la época veraniega pese a la reducción del tráfico

En la rotonda de Jorge Luis Borges confluyen vías tan importantes como la avenida del Cid, la avenida Cantabria y la calle Pozanos. - Foto: Luis López Araico

Han pasado más de dos años y los conductores aún no se han acostumbrado. La rotonda de Jorge Luis Borges, donde confluyen varias vías importantes como la avenida del Cid, Cantabria y la calle Pozanos, es una auténtica pesadilla para los coches y puede que incluso para los seguros. Es una certeza a base de golpes. Concrétamente este año 64 hasta noviembre, una cifra que ya supera la de 2018. Llama la atención, además, que en agosto hubiera 31, lo que significa que en apenas 3 meses se han duplicado los accidentes en este punto. Los problemas comenzaron cuando en 2017, tras la supresión de los cedas interiores durante la campaña de reasfaltado, el Ayuntamiento decidió igualar todas las glorietas de la ciudad. Parecía cuestión de tiempo que finalmente los que circulan por este lugar se habituarían, pero lo único que ha pasado se que los siniestros se han incrementado.

El gran salto se percibe de 2016 a 2017, cuando se pasó de 39 a 65 golpes. Este número se mantuvo estable un año después y todo apunta que en el presente ejercicio se superará. «Si quieres tener un accidente, éste es el lugar adecuado. Estas cosas sólo pasan en Burgos», indica Ángel, un conductor que a punto está de afrontar esta glorieta desde la Avenida Cantabria. En su opinión, una turborrotonda acabaría con los problemas en este punto. Lo cierto es que la Policía Local ya planteó esta solución hace tiempo, pero desde el área de Tráfico se deshechó esta opción, aunque sí se barajó la posibilidad de implantarla en la del HUBU como prueba piloto.

«El tráfico no es fluido. Una vez dentro no hay problemas, lo más complicado es salir de la rotonda», observa Pedro, un transportista que circula varias veces al día por allí. Lo mismo opina Rosa, quien no obstante matiza que «tampoco los conductores lo hacemos fácil porque si la norma dice que hay que tomarla por fuera, no podemos entrar en el tercer carril para luego apearnos en la primera o la segunda salida». En apenas media hora a mitad de mañana, varios vehículos tocan el cláxon para protestar contra este tipo de maniobras. Verónica también considera que si se afronta bien, no es la glorieta más difícil de la ciudad.

Alejandro, que circula por Francisco de Vitoria desde la Politécnica, reconoce que «más de una vez me he jugado el golpe. Hay que estar muy atento». Solo la cautela y los frenazos evitan que la siniestralidad sea mayor en esta rotonda.