El Banco de Tierras apenas suma 50 hectáreas desde que se creó

I.P.
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A los 21 pueblos que iniciaron el proyecto se han unido otros 7 con las fincas sobrantes de la concentración para arrendarlas a jóvenes y mujeres agricultoras

Con esta iniciativa se trata de favorecer que los jóvenes que se incorporan al campo aumenten su suelo agrícola. - Foto: Luis López Araico

Poco movimiento en el Banco de Tierras desde el año 2016 que la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León inició en la provincia este proyecto con el que se ponían a disposición de los jóvenes y mujeres que se incorporaban a la actividad agrícola las fincas sobrantes de las concentraciones parcelarias que se ceden a los ayuntamientos. 

En ese momento fueron 21 los pueblos que firmaron el convenio para integrarse en el Banco, que ha sumado desde entonces otras 7 nuevas localidades a lo largo de los años 2019 y 2020, con lo que a fecha de hoy son 28 las entidades locales de la provincia que aportan terrenos para el arrendamiento por 5 años a las agricultores que cumplan con los requisitos para los que se creó el proyecto. Además, es imprescindible que las fincas salgan a pública subasta en cada localidad. 

Durante estos siete años, se han cedido un total de 533 fincas de masa forestal común que actualmente suman una superficie de 419 hectáreas, apenas unas 50 más con las que se inició el proyecto hace siete años, que rondaron las 370.  

Los ayuntamientos y juntas vecinales pioneros en pone en marcha esta iniciativa fueron Acedillo, Brullés, Bustillo del Páramo, Coculina, Castrecías, Melgosa de Villadiego, Caleruega, Castellanos de Castro, Castrillo Mota de Judíos, Fresnillo de las Dueñas, Fuentecén, Hontoria de Valdearados, Espinosa de Juarros, Salgüero de Juarros, Mozoncillo, Cuevas, San Adrián de Juarros, Merindad de Sotoscueva, Rebolledo de la Torre, Tardajos y Villadiego.

En 2019 se incorporaron al Banco de Tierras las localidades de Adrada de Haza, con  24 fincas; la junta vecinal de La Piedra, con 9;  Las Rebolledas, con 10 parcelas; Villahoz, con 13 parcelas y Fuencivil,  que aportó 18 fincas. En 2020 se unieron La Veguecilla con 11 fincas y Castellanos de Bureba que aportó 56 fincas. En total, en estos momentos, el proyecto suma 533 fincas de masa común sobrante de la concentración parcelaria en 19 zonas de la provincia. 

La prioridad para optar al arrendamiento de esos terrenos de masa común que sacan los ayuntamientos sigue siendo la inicialmente prevista por la Consejería de Agricultura, con el objetivo de ayudar a los profesionales del sector a incrementar su explotación agrícola, aunque tal y como reconocen desde el Servicio Territorial de Agricultura y Ganadería, las fincas sobrante suelen ser suelo de peor calidad y sobre todo de pequeñas dimensiones, pero que, en todo caso suponen un aliciente para los profesionales de la agricultura.

Así, los jóvenes agricultores residentes en las localidades afectadas son los primeros en la lista de beneficiarios en el arrendamiento de las fincas, seguidos de las mujeres titulares de explotaciones agrarias o que pasen a serlo y que residan  en el municipio; en tercer lugar se prima a las entidades asociativas agrarias con domicilio social en la localidad, seguidas del resto de titulares de explotaciones en las mismas, y finalmente, cualquier otro titular de terrenos agrarios que no cumplan los criterios anteriores.

Aunque puedan parecer pocas las hectáreas integradas en el Banco de Tierras durante estos siete años, hay que tener en cuenta que al ser sobrantes de concentraciones parcelarias, los periodos para sumar más fincas se alargan en el tiempo al estar condicionados a la resolución de los expedientes de concentración que ya son complejos en sí mimos.

Además, la incorporación de fincas no se inmediata una vez firmadas las actas, sino que tienen que pasar tres años a partir de amojonamiento, explican desde la sección de Agricultura.

Nuevas concentraciones. Desde el año 2016 que se constituyó el Banco de Tierras, se ha finalizado la concentración en otras 8 zonas de la provincia que suman 11.500 hectáreas, entre ellas Gumiel de Izán y Rabanera del Pinar como las más extensas. 

Los terrenos sobrantes de todas ellas podrán incorporarse en el futuro, una vez que transcurran dos o tres años desde el final del proceso y las fincas de masa común pasen a ser gestionadas por los ayuntamientos para que estos puedan firmas los convenios con la Junta. En estos momentos es difícil prever en cuantas hectáreas puede incrementarse el Banco de Tierras en los próximos años en la provincia, pero la intención de la Consejería es seguir con la iniciativa para favorecer que jóvenes y mujeres que se incorporan al sector puedan optar al arrendamiento de tierras.