La caja fuerte de la evolución

I.L.H.
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El Cenieh custodia en un espacio de 55 m2 con las paredes, techos y suelos acorazados los 600 restos de homínidos más relevantes de Atapuerca. Lo que hay en la cámara debe sobrevivir a incendios, seísmos, robos, inundaciones o guerras

Si hubiera un incendio como el de Notre Dame, del que se cumplen 3 años, las llamas tardarían dos horas en atravesar este espacio. El nivel de seguridad es similar al del Museo del Prado. - Foto: Valdivielso

El 15 de abril se cumplen tres años del incendio de Notre Dame de París, un suceso que hizo replantearse la seguridad ante catástrofes de determinados patrimonios, como la propia Catedral de Burgos. En esas fechas de 2019 el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (Cenieh) preparaba la construcción de una cámara acorazada con el propósito de blindar las piezas más significativas de Atapuerca, unos fósiles patrimonio de la humanidad que son ejemplares únicos. La directora del centro, María Martinón Torres, comparó entonces perder uno de estos restos con, por ejemplo, Las meninas, de Velázquez, una auténtica desgracia para la cultura al tratarse de un bien que debe sobrevivirnos. 

Por eso el Cenieh ha puesto en marcha una seguridad del mismo nivel que la que ha implantado el Museo del Prado. La pinacoteca más importante del país actualizó hace un par de años su plan de emergencia para prever situaciones como el terremoto de Lorca de 2011. 

Porque los desastres no se sabe por dónde pueden llegar. Un incendio, un robo, una inundación, un seísmo, un ataque terrorista, una guerra... El fuego de Notre Dame puso en alerta al mundo ante los accidentes de esta naturaleza y ahora la invasión de Ucrania nos recuerda que la amenaza puede llegar cuando menos te lo esperas, por lo que esos bienes  han de estar protegidos ante cualquier circunstancia, sea del tipo que sea y suceda cuando suceda.

La cámara blindada situada en la primera planta cuenta con paredes, suelos y techos acorazados y está pensada para salvaguardar las joyas de la corona, los fósiles más valiosos de Atapuerca. En 55 metros cuadros y 250 metros lineales de estanterías se custodian hoy 600 piezas, aunque puede llegar a almacenar hasta 200.000, la misma cantidad de fósiles con los que ahora cuenta el Cenieh en los almacenes de todo el edificio. «Hablamos de material del más alto nivel científico y el de más alta significación cultural. Un material de uso principalmente para estudio científico», explica Pilar Fernández, conservadora del Cenieh.

Entre esas 600 piezas se encuentra la mayor parte de los restos de Antecessor hallados en Gran Dolina (800.000 años de antigüedad), una selección de fósiles largos y falanges de los preneandertales de la Sima de los Huesos (son 8.000 los restos hallados en este yacimiento de 430.000 años de antigüedad), el trozo de cráneo neandertal encontrado en Cueva Fantasma y la mandíbula que apareció en la Sima del Elefante (1,2 millones de años).

La cámara acorazada está pensada para que las llamas de un incendio tarden dos horas en atravesarla, es anti intrusión, tiene cámaras de vídeo vigilancia y un control ante posibles movimientos en la estructura. La puerta de acceso, similar a la de los bancos, pesa 1.800 kilos y su código de acceso solo lo conocen tres personas en el centro.

Tras la puerta, que posee una gatera por si te quedas encerrado dentro, hay un vestíbulo estanco para evitar que la temperatura, humedad, corrientes o cualquier otra circunstancia externa no altere las condiciones del interior: «El clima está controlado y estable, con un 50% de humedad y una temperatura de 20 grados. De esta manera mantenemos la estabilidad ambiental, porque sus variaciones son un factor de degradación de los huesos, lo que causa microfisuras, grietas y fracturas. La industria lítica, en cambio, no es tan sensible», apunta Pilar Fernández.

Plan de evacuación. Si ocurre algo en el edificio o en su entorno que haga peligrar las piezas en el Cenieh también está contemplado cómo sacarlas de ahí. Por un lado hay un vestíbulo de conexión con el Museo de la Evolución Humana y «tenemos un acuerdo con el Museo de Burgos por si se ven afectados el Cenieh y el MEH».

Lo que no está estudiado es dónde llevar los fósiles en caso de guerra o invasión. El mejor refugio sería la cámara acorazada hasta que se estableciera el plan para evacuar las piezas. «En caso de conflicto bélico tampoco está contemplado en el Museo del Prado. Dependería, supongo, de las circunstancias y los territorios afectados», añade.

Con una cámara acorazada se contaba ya en el proyecto del arquitecto, Juan Navarro Baldeweg, pero su ubicación no era la más adecuada. Y ni siquiera estaba aislada del exterior, por lo que nunca se usó. Cuando llegó a la dirección María Martinón Torres se retomó el tema para construirla en la primera planta y acorde a las necesidades que apuntaron los expertos en conservación del patrimonio.

Las obras se sacaron a concurso en 2019 y se iniciaron a finales de ese ejercicio. Luego vino la pandemia, el tema se retrasó pero hace poco más de un año pudo empezar a utilizarse para su propósito.
El resto de fósiles del Cenieh, hasta los 200.000 que ahora poseen, se custodian en espacios altamente protegidos, pero sin llegar a la seguridad de la acorazada.