Cuando los pleitos contra las cláusulas hipotecarias abusivas comenzaron a agolparse en los juzgados,  los bancos se esperaban un mejor balance de sentencias favorables. Ni de lejos imaginaban sufrir tal cantidad de varapalos judiciales auspiciados por la jurisprudencia del Tribunal Supremo. De haberlo sabido, probablemente hubiesen aceptado un mayor porcentaje de acuerdos con los clientes. En arenas movedizas similares caminan a día de hoy las empresas aseguradoras. Los hosteleros han comenzado a reclamarles indemnizaciones por la paralización de la actividad y la consecuente pérdida de beneficios tras echar la persiana por culpa de la covid-19. Ya han recibido el primer revés en los tribunales con una sentencia de la Audiencia Provincial de Gerona que daba la razón a una pizzería que se acogió a una cláusula por cobertura de cierre. En Burgos ya se configuran las primeras demandas basadas en este primer pronunciamiento judicial pero, por el momento, el sector mantiene una calma tensa.

Los hosteleros han intentado un acercamiento amistoso con sus respectivos seguros. Ha sido en balde. Todos están dando un no por respuesta a las reclamaciones por las mencionadas cláusulas de cobertura de paralización diaria de actividad. Éstas están recogidas en algunos contratos dentro de las condiciones particulares y marcan una cantidad concreta, que en algunos casos superan los 500 euros de indemnización por cada día de cierre. Varía también el número de jornadas en las que se ven afectados los ingresos de los empresarios, oscilando entre las 30 y 90.

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