Humor y color a partes iguales

A.B.
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Las cuadrillas toman el centro de Miranda en el Desfile del Blusa. Desde disfraces a bailes, globos y bengalas, todo sirve para inundar la calle de alegría

El Puntazo inundó la calle La Estación con su distintivo color azul gracias a las bengalas y, además, incluyó entre sus filas a un dinosaurio. - Foto: Jesús J. Matías

Existen muchos tipos de desfiles. En multitud de ciudades pueden observarse pasacalles de carrozas, en algunas salas se pueden ver pasarelas de moda, pero solo en Miranda durante las Fiestas de San Juan del Monte se da un despliegue tan colorido, divertido y variopinto como el de ayer. Con el tradicional Desfile del Blusa, el municipio se copó de tonos, de disfraces y, sobre todo, de un ambiente excepcional.

Las notas de humor llegaron a través de varios frentes. Por ejemplo, La Monda recordó que cumplen sus bodas de oro con una graciosa diadema. Además, entre sus miembros se 'coló' un hombre ataviado con un disfraz que emulaba las tipografías de los tebeos. Eso sí, esta peculiar indumentaria no logró generar ni una enésima parte de la sorpresa que creó uno de los integrantes de El Puntazo. Este apareció directo del paleolítico, dado que iba vestido de tyrannosaurus rex. Quien sí igualó su originalidad fueron unos alienígenas hinchables en la cola del desfile.

Por otra parte, en Los Revelaos decidieron que el humor debía dar un paso más y se atrevieron a emular a una de las familias más famosas de España. Juan Carlos I y Sofía, junto a Corinna Larsen, también recorrieron Miranda, dejando a los presentes boquiabiertos.

Con todo, se extendió una amalgama de imágenes curiosas y un auténtico arcoíris. Y no solo por los disfraces, tampoco por las blusas, aunque generaran mezclas de tonos diversos. Cada cuadrilla portaba insignias o elementos que dotaban al conjunto de una simbiosis de color excepcional. Lo más llamativo, en este sentido, se encontró gracias a las bengalas. Peñas como El Puntazo o El Desastre lucieron estos artefactos con sumo cuidado, y con inmensa gracia. 

Además, no faltaron los abanicos, globos, pelotas de playa y varas hinchables para adornar el paso de los peñistas. Dentro de este campo de complementos, también se hallaron notas sobresalientes. Entre ellas, el marco de La Pajilla resaltó, puesto que permitía encuadrar como si de una postal se tratara el largo recorrido del pasacalles.

En resumidas cuentas, San Juan del Monte volvió a destacar por su color, movimiento y ambiente. Pero no solo por estas cuestiones. Como es habitual, la música se convirtió en el elemento imprescindible que permitía unir una cuadrilla con la siguiente hasta llegar a la número 69, los 40 Principales (...).

(Más información sobre las fiestas de San Juan del Monte en Miranda, en la edición impresa de Diario de Burgos de hoy lunes o aquí)