Detectan la presencia del oso en el Valle de Zamanzas

R. PÉREZ BARREDO
-

Si ya hace unos años que frecuenta el Monte Hijedo, el oso pardo, en expansión hacia la zona oriental de la Cordillera Cantábrica, ha hecho ya incursiones en esta zona norteña

Una técnico de la Fundación Oso Pardo mide una huella en la Montaña Palentina. - Foto: Luis López Araico

La población de oso pardo se está recuperando a marchas forzadas, y una de las demostraciones radica en su expansión hacia zonas en las que hace sólo unos pocos años parecía imposible su presencia. Si por la zona occidental, la más estudiada por la Fundación Oso Pardo, están avanzando hacia Portugal a pasos agigantados, también lo está haciendo por la oriental, hasta el punto de que en algunas zonas de la provincia de Burgos, como el Monte Hijedo, su presencia puntual y esporádica empieza a repetirse con frecuencia, como ya ha confirmado en varias ocasiones la ONG que contribuye al estudio y conservación de este plantígrado, de su hábitat y entorno. Pero ya no sólo es el Monte Hijedo: este periódico ha sabido que un ejemplar de oso pardo ha hecho ya incursiones en el Valle de Zamanzas, muy cercano al cántabro de Valderredible, donde la presencia de este animal ya es constante, según confirman desde esta fundación.

Su director, Guillermo Palomero, ve normal que esto esté sucediendo. "En Valderredible las noticias de la presencia de osos son permanentes, ya no esporádicas. Su presencia es más o menos continuada. Que desde allí visiten otros territorios es más que probable, aunque es algo que aún tenemos que estudiar. Los osos se mueven, y con el crecimiento de la población estamos constatando esos movimientos de dispersión, protagonizados habitualmente machos, ejemplares jóvenes. No hay que extrañarse que desde Valderredible se mueva algún ejemplar a otras zonas siempre y cuando tenga conexión". Subraya Palomero que si en los últimos años la presencia del oso en el Monte Hijedo se ha convertido en algo habitual, "que algún ejemplar vaya más allá, siempre que el terreno le favorezca, es perfectamente posible porque es una manera de hacer del oso".

Estudio de la zona oriental. Avanza Guillermo Palomero que en los próximos meses la Fundación Oso Pardo va a iniciar un estudio de la expansión del plantígrado por la zona oriental de la Cordillera Cantábrica, especialmente en las comarcas burgalesas más al norte. "La buena noticia es el crecimiento de la población; y como esto está sucediendo, se intensifican los movimientos y la dispersión. Por eso va a ser uno de nuestros principales proyectos: estudiar con más detalle todas las vías de expansión que tienen también hacia el este. Haremos público un mapa de dispersión. Estamos hablando de una especie que tiene una capacidad de exploración, en cuanto crece la población, importante. Los machos se mueven hacia otros territorios. Hay que evaluarlo con atención", apostilla. No descarta en absoluto el director de la Fundación Oso Pardo que en unos pocos años pueda registrarse una presencia constante y estable de este mamífero omnívoro en la provincia de Burgos.

Conviene recordar que la presencia permanente del oso pardo en el norte de la provincia fue algo habitual hasta comienzos del siglo XX, cuando las cacerías y batidas terminaron por exterminarlo. Las zonas con más presencia de plantígrados fueron siempre los Cuatro Ríos Pasiegos, pero también la Merindad de Sotoscueva, la Merindad de Valdeporres y la Merindad de Montija. En la memoria del pueblo pasiego hay múltiples referencias a su convivencia con este omnívoro. "La tradición oral habla de la capacidad del oso para resquilar (trepar a los árboles), y de las terribles consecuencias que dicha presencia tenía para la economía de los ganaderos.Hace apenas un siglo la pasieguería burgalesa tenía que enfrentarse a los ataques del oso (...) y para su defensa utilizaba una escopeta y un palo muy largo con un cuchillo en un extremo", escribe Elías Rubio en su libro Pasiegos de Burgos. Los últimos trashumantes. El etnógrafo burgalés recoge que esta presencia también ha perdurado en la toponimia de la zona: los pasiegos llaman al árbol serval Mostajo el Oso (al parecer, sus frutos eran del agrado de estos animales) y existen términos en desuso como La Osera. El geógrafo Pascual Madoz asegura en su famoso Diccionario que estos valles de la provincia tenían una importante colonia de osos pardos, y remontaba la presencia de este omnívoro a otras eras que se pierden en la noche de los tiempos y cuya huella, en forma de arañazos o restos óseos, han sido hallados en el complejo kárstico de Ojo Guareña.