Y nada era lo que parecía

ALMUDENA SANZ
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Antonio Mercero y Jorge Díaz comparten con mucho humor y complicidad la historia de Carmen Mola y hablan de su última novela y las próximas en una carpa rebosante de lectores en la que faltó la tercera pata, Agustín Martínez

Tras la charla, Carmen Mola firmó los ejemplares de los lectores que una tarde más llenaron la carpa grande. - Foto: Alberto Rodrigo

Antonio Mercero resume La Bestia, el último libro de Carmen Mola, como «una novela donde una niña busca a su hermana». A lo que Jorge Díaz, guasón, agrega «Y nada era lo que parecía». La frase, dijo, que siempre tiene que aparecer cuando se habla de una novela. Y ese 'nada era lo que parecía' se ajusta perfectamente a la historia de esta escritora misteriosa que tornó en superventas con su ópera prima, La novia gitana, primera parte de su famosa trilogía, y que no se quitó la máscara hasta que el pasado octubre ganó el Premio Planeta. Carmen Mola, convertida en dúo en vez de en trío por obra y gracia de un compromiso laboral, llenó la carpa grande del Espolón y dejó a algunos lectores de pie. Sin redecilla ni rebeca, Antonio Mercero y Jorge Díaz, Agustín Martínez fue el caído, desvelaron cómo comenzó el proyecto, se adentraron en su proceso de escritura y avanzaron sus próximas obras en una charla conducida por Alberto Marroquín. 

Con mucho sentido del humor y llegados directamente de San Roque, el gaditano, reconocieron estar encantados de este contacto con los lectores y recibir su cariño «después de cuatro años escondidos en un seudónimo». Un alias sobre el que tanto se especuló. A ellos les gustó que surgieran los nombres de Letizia Ortiz, Manuela Carmena o Ana Belén. Y aunque en todo momento se mantuvieron en su papel, casi al final confesaron que, en realidad, ellos no tienen nada que ver con Carmen Mola, que estaban en la gala del Planeta y que cuando anunciaron el nombre al que pertenecía el seudónimo nadie se levantó y ellos dijeron 'esta es la nuestra'. «Íbamos andando y pensamos que si alguien nos decía algo 'mejor pedir perdón que permiso. Y hasta hoy. Hasta que aparezca Carmen Mola». Cuando terminó el relato de Díaz sonaron las campanas de una iglesia cercana. Cosas de guionistas. 

Y es que con un guion empezó todo. Contaron que se desató tomando unas cañas y unas bravas tras una mañana de trabajo en la serie La caza. Monte Perdido con el deseo de emular lo bien que lo pasaban en esas sesiones, confesaron que nunca imaginaron tal éxito, que el nombre surgió por casualidad en una tormenta de ideas, que Mola no molaría si no fueran tres, que su primer mandamiento es 'no aburrirás', que el resultado final se debe a un proceso de reescritura a tres -«Carmen Mola es el producto de un montón de venganzas cruzadas»-... 

Se detuvieron en La Bestia, que parte de un hecho histórico sucedido en 1834, la matanza de 80 frailes en cuatro iglesias de Madrid. «Nos parecía muy goloso, muy de Carmen Mola, para ella esos muertos eran un bombón», observaron sobre este libro, que, dijeron, aúna novela de aventuras, thriller histórico, picaresca, terror gótico, folletín romántico... 

Y, si no lo habían hecho ya, muchos lectores colorearon finales de septiembre en su agenda. Saldrá Las madres, la cuarta parte de la serie de la inspectora Elena Blanco. Ahora carmenmolean con lo que llaman La bestia dos, aunque esta nueva novela nada tendrá que ver. Y, de nuevo, nada era lo que parecía.