La ciudad de Burgos dedicó una de sus plazas a Santa Teresa de Jesús, dado que allí se encuentra el Convento de San José y Santa Ana, que fue la última fundación de la santa de Ávila en el año 1582. Y afortunadamente, todavía hoy se encuentra habitado por las Carmelitas descalzas. Pero si la santa decidiera regresar hoy para visitar a sus pupilas… ¿qué se encontraría? Pues un aparcamiento de autobuses y de coches que rodean materialmente el convento y que se agolpan ¡a dos metros de la fachada de la iglesia! Vamos, un desprecio absoluto.

Parece que por estar al sur del río esta plaza se encuentra ya fuera del centro histórico, y no pasa nada por usarla como párking… Pero se trata de un espacio importante por su valor histórico y por formar parte de la red de espacios libres que van acompañando al río a lo largo de la ciudad. De hecho quedó incluida en la delimitación de la zona de protección del entorno de la catedral como Patrimonio mundial, aunque de momento no se nota. Es por tanto un claro punto negro en la zona más noble de la ciudad, que contrasta con la gran mejora que se ha producido en las últimas décadas en todo el centro histórico. Una asignatura pendiente que, sin embargo, no parece preocupar a nadie…

Como es lógico, el Plan General tiene previsto que todo el aparcamiento se transforme en una nueva zona verde estancial, dando continuidad a los recorridos peatonales que ahora están interrumpidos. No tiene ya ninguna justificación mantener el aparcamiento de coches, desde que está en uso hace ya muchos años el cercano párking del Museo de la Evolución. Quiero pensar que si hasta el momento no se ha actuado es por lo difícil que resulta encontrar otra ubicación para la parada de los autobuses turísticos. Es cierto que se trata de un lugar inmejorable para recibir a nuestros visitantes, que pasan primero por el MEH y se van acercando poco a poco hacia la catedral en un agradable recorrido a lo largo del río. Por eso creo que sería viable una solución mixta, eliminando todo el aparcamiento de coches y manteniendo junto al viario rodado la ubicación actual de la parada de autobuses. Incluso se podría incorporar una pequeña infraestructura que permita recibir dignamente a los que llegan de este modo a la ciudad.

En el resto de la 'plaza', al liberar todo el ámbito más próximo a los monumentos se abre la posibilidad de recuperar un amplio espacio verde y peatonal para la ciudad, que debería ordenarse dando la importancia que tiene al citado convento. Y por otra parte, en la zona de conexión con el parque de la Quinta se debe dar también una solución digna a un equipamiento público como el Centro de Salud Santa Clara (esto va de santas…), que remata este espacio urbano y que se encuentra igualmente acosado por los coches aparcados en su fachada principal.