La ventaja competitiva de las empresas

C.C. (SPC)
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Las compañías que fundamentan su crecimiento en la inversión en derechos de propiedad intelectual aumentan sus ingresos un 36%

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Todo emprendedor busca que su empresa prospere y que, además de generar empleo y riqueza, se consolide en el mercado con las garantías de solvencia y los recursos suficientes que le permitan crecer de cara a un futuro lleno de retos e incertidumbres.

En este contexto, se presentan las patentes que, para los economistas, suponen la verdadera ventaja competitiva que tienen las empresas en el mercado nacional e internacional. Se trata de una herramienta que diferencia a las compañías que se caracterizan por tener visión de futuro, aquellas que basan su crecimiento en la inversión de sus beneficios en investigación y recursos propios para seguir marcando el liderazgo en el sector donde desarrollan su actividad.

Los expertos sostienen que no es un tema de tamaño, sino de mentalidad empresarial, de pensar en las próximas décadas, de apostar por la investigación, el talento y la excelencia, de mejorar los procesos productivos habituales desde la eficiencia y con la tecnología más avanzada para conseguir un producto y unos servicios que les distingan por su calidad e innovación dentro de su sector.

Invertir en patentes es asegurar el volumen de negocio. De hecho, las empresas que fundamentan su crecimiento en este tipo de estrategias aumentan el 36% sus ingresos, según un estudio publicado por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) que revela los beneficios económicos de registrar sus ideas innovadoras.

Las compañías que apuestan por invertir en crear y registrar patentes defienden que "cuanto más sólida sea su cartera de Derechos de Propiedad Intelectual (DPI), más rentable será su negocio". Además, este tipo corporaciones no solo generan más ingresos, sino que sus empleados también ganan más, lo que repercute de una forma directa en la economía del país y en la mejora de las condiciones de vida de la sociedad en general.

El estudio demuestra, además, que existe un importante potencial sin explotar para las pymes tanto en España como en Europa en todo tipo de sectores.

En este sentido, tanto las grandes sociedades como las pymes que son titulares de patentes, diseños o modelos registrados o marcas cuentan con más probabilidades que otras empresas de conseguir aumentar su facturación y expansión en los años posteriores.

También representa la mejor arma de influencia y persuasión para comercializar sus productos y sus sistemas de fabricación, ya que permite a quien tiene la titularidad de la patente influir en el comportamiento de otros, tanto de colaboradores, como competidores, clientes, inversores, empleados, otras compañías e, incluso, ante la administración pública.

Los ingenieros de organización defienden que si no se crea ciencia, no habrá innovación de verdad. Pero si esa invención no se protege con el derecho de propiedad industrial, difícilmente podrá explotarse comercialmente. Por eso, la cantidad de patentes que tramita una empresa o un país puede dar una idea, no solo de su capacidad de investigación científica, sino también de la competitividad de su economía.

La forma de recuperar una inversión en I+D es patentar la idea para protegerla. Registrar una marca es relativamente fácil y rápido. Si no hay problemas, todo el proceso puede tardar entre 3 y 6 meses, por lo que su crecimiento sugiere que la economía comienza a reanimarse.

Se trata de un conocimiento para hacer o fabricar algo que uno tiene y otros no, lo que le confiere una gran ventaja competitiva.,

Las patentes representan un alto valor para la compañía que la ha desarrollado, una forma de consolidar el negocio y asegurar el éxito del futuro en un mercado muy cambiante en el que las nuevas técnicas, métodos y usos marcan la diferencia entre competidores.

EEUU encabeza la lista de patentes, seguido de Japón, China, Corea del Norte y Alemania. España nunca ha sido proclive a patentar, como demuestra el hecho de que siempre está fuera del ránking de los 10 países del mundo que más protegen sus invenciones. Una asignatura pendiente que está en constante cambio, según señala Roberto Bellido, ingeniero de innovación.