El Duende se cura las heridas

I.P.
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El sábado 22 estrena en La Piedad 'Mil Amaneceres', la última comedia de Alonso de Santos, un canto de esperanza con la que Luis Orcajo se reconcilia con la vida en su año más duro

Luis Orcajo, El Duende de Lerma, lleva varios meses trabajando en el nuevo monólogo, del que destaca su mensaje positivo para afrontar los momentos duros de la vida. - Foto: DB

El  Duende de Lerma regresa a los escenarios con más fuerza que nunca. No es que haya abandonado las tablas, a las que se ha subido para seguir representando El Lazarillo de Tormes o La sombra del Tenorio, pero ahora lo hace para estrenar nueva obra, de su autor de cabecera, José Luis Alonso de Santos. Será el sábado 22 y el domingo 23 en el espacio escénico La Piedad de la villa ducal, ante su gente, en lo que es una cura del alma herida en su año más duro, tras la muerte de su hijo Víctor, a quien también rinde un emocionado homenaje.

Luis Orcajo, El Duende, lleva sometido a esa sanación unos cuantos meses, los mismos del tiempo de ensayos de Mil Amaneceres, el monólogo que está cocinando a fuego lento, dirigido en esta ocasión por un profesional como es Xiqui Rodríguez, con una amplia experiencia en grupos, entre ellos la compañía vallisoletana Corsario, y que no solo dirige a un actor, «sino que crea un espectáculo», dice el propio Orcajo, algo que éste quería introducir en la nueva obra.

Mil Amaneceres no es una obra cualquiera, con ella Alonso de Santos recibió en 2020 el Premio de la Crítica de Castilla y León en su edición XVIII, y que casi en un ‘ataque’ de osadía se ha atrevido a representar El Duende de Lerma. Y es que no cabe duda que es un valeroso atrevimiento, primero por el propio estado de ánimo del actor, y segundo porque es su proyecto más ambicioso y evolucionado en cuanto a su puesta en escena, con técnicas de vídeomapping, por lo que ha incorporado al montaje de esta obra a un destacado especialista como es José Ignacio Arteagabeitia, conocido en el mundo del espectáculo como ‘Atila’; «así que si el trabajo no queda digno será por culpa de Luismi, no de ellos», dice Orcajo, a quien se le nota entre ilusionado por este nuevo proyecto, pero abrumado al cargar aún con un enorme peso. Así que ahí está este trío, ensayando y ensayando y cada día más cerca del estreno, al que asistirá Alonso de Santos.

Mil amaneceres es, según El Duende de Lerma, la obra que cierra el círculo de la extensa producción teatral del autor, escrita durante el periodo de convalecencia de tres meses por un desprendimiento de retina. La escribió grabándola y su hija la transcribió más tarde, recuerda Orcajo, que explica que es la vida de dos personas condenadas a galeras; el personaje más maduro, optimista, positivo y pensando que siempre hay un amanecer por duro que sea el día y la noche; el más joven, inconformista, pesimista y que siempre ve problemas hasta donde no les hay, pero que se contagia del positivismo de su compañero y acaba convertido en un escritor de fama en los corrales de comedia de Madrid. 

La obra está ambientada en el siglo XVII, pero el actor, al margen de todo esto, lo que más valora, lo que le ha impulsado a meterse en el papel es el mensaje de esperanza, que igual  valía hace 4 siglos que en la actualidad. «El autor se recrea en la esperanza de la vida, en la que por mal que te vayan las cosas, como es mi caso ahora, por dura que te sea, siempre hay que pensar que va a volver a amanecer, que las cosas pueden ir mejor», afirma el Duende, que añade que es una obra llena de sentimientos y divertida, «nada lacrimógena», y eso que el monólogo arranca con el duelo del escritor ante el féretro de su amigo. Historia de hambre, de humillación, de incomprensión, pero también de cambios, de cómo la vida va modelando a las personas. 

La comedia dura una hora y tres cuartos, «larga para ser un monólogo», reconoce, pero que cree que han logrado hacerla divertida y, sobre todo, destaca las nuevas técnicas audiovisuales. Orcajo cree, en todo caso, en la sencillez de la obra, «a veces contar las cosas sencillas, si se hace con profundidad, son las más interesantes. No hace falta darle muchos giros a la trama», añade. 

¿Por qué ha elegido esta obra para el nuevo proyecto? Sobre todo, dice, porque es su escritor de cabecera, y eso que el Duende en un alarde de sinceridad cree que «a un autor de su nivel no le debe hacer gracia que la estrene un aficionado de provincias». Se equivoca, seguro, porque en este momento de su vida -reconoce él mismo- nadie le puede poner más emoción y sentimiento a Mil Amaneceres. «Dada la obra que es y de lo que nos habla, me está ayudando también a comprender ciertas cosas; al principio me parecía macabro, pero me está haciendo bien». Se refiere Orcajo a que en el texto original transcurre en torno a un féretro, aunque en la puesta en escena solo está dos instantes sobre el escenario, al principio y al final, siguiendo el criterio de Rodríguez. Pero al margen de eso, el actor se queda con lo positivo, con la esperanza en un nuevo amanecer. «Le he dado muchas vueltas, pero creo que debo volver y quiero darlo todo, quiero que sea lo mejor que El Duende de Lerma haya hecho nunca, y que el público piense en lo que ha visto, lo que ha oído y en lo que ha sentido y no en el actor», y por eso, dice, se ha rodeado de los mejores. Después de Lerma quiere representar en Valladolid y en Burgos capital.