Donde hay barra, hay vida

I.P. / Carcedo de Burgos
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Carcedo reabre su cantina, popularmente conocida como 'la cuba', con savia nueva tras la barra. Alba Calvo cumple su sueño y el deseo de los vecinos, que a diario no tenían donde alternar

Alba (i.) se ha quedado con la gestión del bar al renunciar la primera adjudicataria. A su lado, Sandra, a quien ha contratado para barra y en cocina. - Foto: Luis López Araico

El alcalde entra en la cantina. Se le iluminan los ojos. Va acercándose a la barra mirando a derecha e izquierda. Es la una del mediodía de un día entre semana, hora del vermú y el bar de Carcedo está lleno, sorprendentemente de gente joven. José Luis Antón esboza una sonrisa tras la que se intuye un ¡por fin he conseguido que se reabra! Ya apoyado en la barra, pide un cortado que le sirve Sandra, mientras a su lado también tiran cañas y sirven pinchos Lorena y Alba.

Alba Calvo es la nueva adjudicataria de 'la cuba' nombre con el que se conoce en el pueblo la taberna, porque la mitad de un gran barril queda sobre la acera haciendo de pórtico de entrada. Hace apenas unos días que el establecimiento abrió con una 'fiesta' de bienvenida a la que no faltaron vecinos de Carcedo de Burgos, pero tampoco de los pueblos del entorno, sobre todo de Cardeñadijo, de donde es y donde vive Alba. 

También ahora, cuando nos hemos acercado a charlar con ella para que nos cuente por qué se ha metido a camarera, son más los foráneos. Se ve la complicidad de los clientes con ella, lo que no es extraño ya que son amigos y amigas de su pueblo y vecinos de Carcedo a los que ya conoce. «Cardeñadijo está a apenas 3 kilómetros, así que vienen mucho, unos cogen la bici o el coche y otros al perro y se dan un paseo hasta aquí, aparecen a tomar un café a media mañana, al mediodía o por la tarde», dice la joven, a quien le ha tocado esta 'lotería' de rebote, al renunciar la persona que en la puja quedó primera con una oferta económica mayor.

Se da la circunstancia de que fue la arrendataria del bar de su pueblo quien también presentó oferta en Carcedo en la tercera licitación que sacaba el Ayuntamiento, tras dos anteriores fallidas, aunque finalmente decidió renunciar al ver complicado gestionar los dos bares. Pero es que a su vez, cuando un mes antes se había ofertado el establecimiento de Cardeñadijo, también Alba había optado.

Ahora parece que las cosas se han puesto en su sitio y las dos están detrás de la barra de las cantinas de las dos localidades. Alba dice que hubiera preferido la de Cardeñadijo porque es donde tiene a su gente, su casa con jardín y sus perros, pero está muy satisfecha de poder ofrecer el servicio en Carcedo, donde cuenta también con amigos y donde los vecinos demandaban un establecimiento a diario, ya que los otros dos bares solo abren los fines de semana. 

De momento, estará al pie del cañón todos los días de la semana, hasta que abra nuevamente La casa de Ascen, que tiene enfrente, cerrada tras la jubilación de su dueña, y que han cogido jóvenes de Cardeñadijo, también. Cuando llegue ese momento, cerrará la cantina un día a la semana.

Las expectativas son tan buenas que ha contratado a una camarera, Sandra Herrero, con larga experiencia en la hostelería, «y una maña que se maneja todo, tanto en barra como en cocina. Es una máquina, la verdad», afirma Alba que añade que el fin de semana también tiene otra chica contratada. Además, cuando puede las echa una mano su mujer, Lorena Casado, quien trabaja en la gasolinera de Repsol en Villagonzalo Pedernales.

Y en esta misma estación ha trabajado seis años la propia Alba. Ahora ha pasado de servir gasóleo a cafés, en un cambio de actividad que buscaba desde hace tiempo porque ya estaba cansada y le apetecía probar otra cosa. Reconoce que nunca había trabajado en un bar, «hace muchos años un tiempo, pero es algo que me atrae», dice mientras cuenta que la cantina tiene una gran variedad de tapas, pinchos y raciones. 

Alba estudió un grado de fotografía, pero profesionalmente no se ha dedicado a ello, aunque esa vena artística y creativa quiere explotarla en el bar, organizando actividades. También quiere llevar música en directo.

La puja no fue solo por la cantina, sino que el Ayuntamiento ofertaba un pack, con el bar, una sala polivalente anexa -que ahora hace de almacén, pero que bien podría convertirse en comedor en el futuro- y vivienda en la parte superior. Alba ofertó 590 euros más IVA por todo; sigue viviendo en Cardeñadijo y no piensa mudarse, aunque ha habilitado una habitación y el salón para subir a descansar. 

Todo el inmueble estaba por estrenar, tras una inversión municipal de 200.000 euros, porque el equipo de gobierno quería a toda costa volver a abrir el bar tras dos décadas cerrado. A la tercera ha sido la vencida, porque Carcedo ya había sacado dos licitaciones el año pasado sin que se presentaran ofertas ni nadie se acercara al pueblo a ver el inmueble y sus posibilidades de rentabilidad, para desesperación de Antón, que ahora sí disfruta con ganas de su café diario.

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