Científicos de la UBU denuncian la pérdida de parte del sueldo

B.G.R.
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Se trata 10 doctores contratados con el programa de excelencia Margarita Salas y que realizan una estancia fuera. Afirman que la institución local no les paga la cuota de la Seguridad Social

Imagen de archivo de uno de los laboratorios del campus burgalés. - Foto: Alberto Rodrigo

El anuncio de fondos europeos Next Generation para el impulso de la investigación supuso una importante noticia para el sistema universitario nacional. Uno de ellos fue el programa Margarita Salas, dirigido a la recualificación profesional de doctores, a los que se les daba la oportunidad de realizar una estancia fuera de su campus de origen con un sueldo de 2.800 euros brutos, en caso de elegir un destino nacional, o de 3.500 si era internacional. Tras pasar un proceso de concurrencia competitiva que acreditara su excelente formación, once burgaleses que realizaron la tesis en la UBU consiguieron una de estas ayudas y empezaron a trabajar en distintos puntos de España y el extranjero en enero como científicos de la institución local.

La sorpresa llegó en el momento de recibir su retribuciones. Sara Torres, una de las beneficiarias y que se encuentra en la Universidad de Coímbra, reconoce que las bases de la convocatoria del Ministerio de Universidades pueden dar lugar a distintas interpretaciones, si bien no se esperaba que a la hora de percibir el salario «la Universidad de Burgos haya optado por no asumir la cuota de la patronal que todas las empresas pagan por sus empleados a la Seguridad Social». 

Esto significa que su salario se va visto reducido en más de un tercio, de tal forma que los emolumentos se han quedado en 1.600 euros netos para los investigadores que se encuentran dentro del territorio nacional y 2.000 para los que optaron por un destino extranjero, tal y como corrobora su compañera Ana Serrano. El problema se agrava para los doctores que eligieron grandes capitales o países como Estados Unidos, como es uno de los casos, «que están echando mano de sus ahorros» para vivir y eso les lleva a plantearse «renunciar a la ayuda». En este sentido, precisan que la edad media de los beneficiarios se sitúa entre los 35 y 40 años, además de que añaden que muchos decidieron rechazar otras ofertas laborales por el atractivo que suponía la convocatoria.

Doctora en Física la primera y en Telecomunicaciones la segunda, estas dos científicas hablan en representación de 10 de los 11 doctores del programa de excelencia, cuya duración es de dos o tres años, teniendo que realizar el último en la universidad de origen (la UBU) para trasladar el conocimiento científico adquirido. Es aquí donde expresan su malestar, ya que «no nos están considerando sus trabajadores, pero sí que se van a beneficiar de nuestro aprendizaje». Esto supone, según añaden, patentes, publicaciones científicas o artículos que acreditan un prestigio con el que optar a financiación a través de proyectos científicos. 

Sin respuesta de la UBU. Torres y Serrano explican que enviaron un escrito en febrero a los vicerrectores de Investigación y Personal, sin que «hayamos recibido respuesta alguna». Se sienten «desamparadas» y critican que los responsables académicos no «hayan tenido la predisposición» de reunirse con este colectivo para buscar una solución. Algo que, según explican, sí que se ha conseguido en otras universidades como la del País Vasco, la Politécnica de Madrid, la Complutense o La Rioja mediante distintas fórmulas con las que aumentar los salarios.

«Estamos recibiendo unos sueldos precarios para la formación que tenemos», resalta Torres, advirtiendo en este sentido que la UBU «está incumpliendo el artículo 22 de la Ley de la Ciencia, en el que se especifica que cualquier investigador ha de ser equiparado salarialmente a la figura del personal docente e investigador laboral con perfil análogo y nosotros estamos por debajo». Si sus reclamaciones no son atendidas, no descartan acudir a los tribunales «a título personal porque la ley nos ampara».