La burocracia se come el Premio de Poesía Ciudad de Burgos

ALMUDENA SANZ
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Los lastres administrativos que acarrea la Gerencia Municipal de Cultura se cargan la edición de este año, como pasó en 2020. La concejala garantiza que se mantendrá, pero ya para 2023

Reunión en noviembre de 2021 de los miembros del jurado para fallar la edición 47, que se llevó Rafael Camarasa. - Foto: Patricia

La burocracia ya no respeta ni las canas. La imparable trayectoria del Premio de Poesía Ciudad de Burgos vuelve a truncarse por obra y gracia de los lastres administrativos que torpedean el normal funcionamiento de la Gerencia Municipal de Cultura, orquestadora de este concurso con 47 ediciones en su haber. Estos obstáculos mantienen la número 48 en compás de espera y no se convocará este año, tal y como confirma la concejala de Cultura, Rosario Pérez Pardo. 

«La tramitación del concurso del año pasado no está resuelta y nos impide sacar el de este año. Estamos pendientes de reuniones con asesoría jurídica porque el expediente está trabado», anota la responsable del área, quien, aunque espera que pronto se desatasque todo, advierte que los plazos que requiere la convocatoria (unos cuatro meses) ya impedirían llevarlo adelante en este 2022, «pese a que teníamos las bases preparadas desde julio». 

Lo que sí garantiza, «por supuesto», es la continuidad de este galardón que, por su dotación y trayectoria, se sitúa entre los más reconocidos del panorama nacional.

No es la primera vez que la burocracia (administración ineficiente a causa del papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas, según la RAE) torna en el peor enemigo del Premio de Poesía Ciudad de Burgos. Ya impidió su celebración en 2020. Desfecho el entuerto, todo siguió su curso normal en 2021. El jurado (Benjamín Prado, Chus Visor, Begoña Moreno Rueda, Antonio Praena -vía telemática- y Raquel Lanseros) se reunió en Burgos en noviembre y falló la 47 edición a favor del valenciano Rafael Camarasa, por El que mira.

Se escribía un capítulo más en la historia de un premio que hunde sus raíces en el nacido como San Lesmes de temática religiosa. Fue Juan Carlos Estébanez el que cambió su nombre y le dio un impulso en el año 2000. La calidad de sus jurados, por los que han pasado figuras como José Hierro, Joan Margarit, Caballero Bonald, Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero o Benjamín Prado, y de los trabajos premiados, con un palmarés que ha lanzado a vates como Diego Doncel, Jesús Jiménez Domínguez, José García Obrero, Isabel García Mellado o Begoña Moreno, más su importante dotación (7.200 euros y publicación con Visor) han convertido a esta cita en una de las imperdibles en las letras españolas.

Parado antes de nacer. Este nuevo paréntesis abierto en la carrera del veterano premio de poesía arrastra a otro aún neonato. El pasado 11 de diciembre, durante la presentación del Aula Artesa en el Palacio de la Isla, la edil de Cultura anunció el nacimiento de un nuevo certamen de poesía con el nombre de Antonio L. Bouza, que, tal y como se publicó en su momento, se dirigiría a «autores nacidos o residentes en Hispanoamérica», e iría ligado al veterano Ciudad de Burgos. Al quedarse encallado este, Pérez Pardo explica que el alumbramiento del otro también tendrá que esperar, pero salva la iniciativa. «Estaban unidos, iban a ir juntos, y será también para el próximo año», avanza. Unas palabras que atestiguan los malos tiempos que corren para la lírica a orillas del Arlanzón.