«Ha sido un susto muy grande, pero lo podemos contar»

Ó.C.
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Una familia de cuatro miembros termina en el Santiago Apóstol por una intoxicación con monóxido de carbono. La madre y la hija de diez años se desmayaron, mientras que el padre y el hijo llamaron al 112

El incidente ocurrió por la noche en número 26 de la calle Gregorio Solabarrieta. - Foto: Ó.C.

Todavía con el miedo en el cuerpo una mujer sale del portal número 26 de la calle Gregorio Solabarrieta. Ella y su familia acabaron en el hospital Santiago Apóstol de Miranda por una intoxicación de monóxido de carbono la noche del lunes al martes. «Ha sido un susto muy grande pero afortunadamente lo podemos contar», agradece la afectada, que recalca que los cuatro miembros de su familia están «bien». En el centro comarcal recibieron la asistencia sanitaria y tras unos análisis para ratificar su estado, todos recibieron el alta «a las cuatro de la mañana», por lo que tanto su marido -de 39 años- como su hijo de 15 y una niña de 10 pudieron terminar la noche en su domicilio.

El incidente se originó en el calentador de butano, que emitió el gas debido a «una mala instalación», como indican en el servicio de Emergencias 112. La mujer de 42 años que terminó en el hospital reconoce que «el problema ya está solucionado». «No me acuerdo mucho de lo que pasó», admite sobre lo sucedido, ya que ella y la niña llegaron a perder el conocimiento al inhalar el monóxido. Ambas se llevaron la peor parte del susto, «aunque ella ya está correteando por ahí», remarca la madre. «Mi marido y mi hijo sí que fueron más conscientes de la situación», manifiesta a Diario de Burgos, después de unas horas para asimilar todo lo ocurrido.

La sala del 112 registró la llamada a las 23.52 horas y hasta la calle ubicada en la zona Ebro-Entrevías dio traslado en una rápida intervención a una UVI móvil, pero también acudieron agentes de Policía Nacional, Local y los bomberos de la ciudad, quienes detectaron la presencia del gas en el inmueble.

El concejal de Seguridad Ciudadana de Miranda, Pablo Gómez, remarca que «recibimos el aviso de una supuesta intoxicación de carbono, pero además en este caso se advertía de una persona inconsciente», por lo que acudieron con la sospecha de que «en este caso sí que se trataba de un problema real y no una falsa alarma» (...).

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