La vuelta de los eventos presenciales afecta de lleno a lugares tan icónicos de la ciudad como la Fábrica de Tornillos o el Teatro Apolo. Su ocupación está completa para este año y en palabras de Montserrat Cantera, concejala de cultura, «las cifras son de normalidad absoluta». Tanto en conciertos, festivales o incluso en exposiciones de asociaciones. 

Sobre todo en esta primera, ya que la 'fábrica' está «a tope». No sólo se utiliza para la celebración de conciertos, sino que las agrupaciones mirandeses también la dan un uso bastante alternativo. «Se está cediendo totalmente igual que antes de la pandemia», afirma Cantera. De hecho, y ante la inminente llegada de las fiestas de San Juan del Monte, dos cuadrillas han solicitado el espacio cultural. 

En cuanto al Apolo, su ocupación tiene un carácter algo diferente. «Con la Red de Teatros, tienes que hacer actuaciones obligatorias», puntualiza la edil, quien añade que «aún queda algo, pero es lo que se cierra última  hora». Miranda afronta un año completo de actuaciones. Muchas de ellas, de vuelta tras un par de ejercicios canceladas, y en consecuencia, estos espacios albergarán muchas de ellas.