Un exclusivo rito para descansar eternamente en Flavia Augusta

S.F.L.
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La directora de la investigación arqueológica de la ciudad romana de Poza de la Sal, Esperanza Martín, asegura que las más de 300 estelas-casa que han aparecido demuestran que se celebraban funerales únicos

Estela casa de Bosnia y Herzegovina (i.) y de Poza de la Sal. - Foto: J.U.

Las más de 300 misteriosas estelas-casa que aparecieron en el entorno de la ciudad romana de Poza de la Sal, la denominada Flavia Augusta, hace ya 100 años, componen una parte fundamental del patrimonio cultural de la villa que, por su exclusividad y persistencia en el tiempo, dejan entrever la potente identidad de las familias que habitaban en el lugar en el siglo I d.C.

Las prospecciones terrestres, las exploraciones magnéticas, la ortofotografía y los trabajos con tecnología láser LiDAR -liderados por la arqueóloga Esperanza Martín y realizados en varias campañas bajo los terrenos pozanos- han determinado que en el emplazamiento se celebraban «exclusivos» rituales funerarios en los que se depositaban las urnas en el interior de estas construcciones con forma oikomorfa.  

Los datos obtenidos aclaran que estas tumbas se «elaboraban solo» en el entorno de Cerro Milagro, por lo que se trata de piezas únicas de piedra caliza de tamaño variable (entre 14 y 60 centímetros de altura; entre 11 y 59 de anchura; y entre 11 y 90 de fondo) con una estructura que se repite siempre: una planta rectangular y un tejado con dos vertientes simulando la estructura de una casa.

Una de las curiosidades que rodea a estos monumentos funerarios corresponde con la exclusividad de los diseños de cada uno de ellos, ya que no hay uno igual a otro, «lo que deja claro que se ejecutaban por encargo. Personalmente tengo una pena grande por no poder obtener mayor información sobre estas piezas o conocer a que sector de la población iban destinadas por culpa de los destrozos cometidos en el yacimiento durante la construcción del ferrocarril, aunque tenemos constancia de que otros muchos se han llevado a cabo hace relativamente poco tiempo», aclara la arqueóloga, que también destaca el indigenismo de la decoración de las estelas con elementos relacionados con la astronomía, flora y fauna.  «Es una de las poquísimas evidencias en cuestión iconográfica que tenemos de la época autrigona en la zona», explica.

Mismo modo, otra época. Al pozano de adopción y apasionado de la historia Jaime Urcelay le llamó la atención hace meses una imagen de dos sepulturas de Bosnia y Herzegovina, cuyo parecido con las singulares estelas-casa de la villa salinera era más que evidente. «Basta mirar la fotografía para pensar que la relación entre ambos fenómenos funerarios quizá no fuera una idea descabellada, pese a que, hasta ahora, no se había planteado», expone.

Bautizadas como las stecci de los Balcanes, este fenómeno único en la arqueología europea aglutina en torno a 70.000 piezas, todas ellos distintas, procedentes de 3.300 lugares. Un 90% están en mal estado. La escasa información que existe sobre ellas habla de que surgieron, probablemente, en la segunda mitad del siglo XII, intensificándose su utilización en los siglos XIV y XV, para desaparecer a principios del siglo XVI con la invasión otomana de esos territorios.

Al observar las piezas y dado su parecido a las pozanas, Urcelay se pregunta si «¿es posible plantear una posible conexión con nuestro grupo de estelas-casa?». Más allá de las diferencias formales (sobre las que sería necesario conocer más detalles), hay, de plano, un salto en la cronología muy considerable. Las stecci son bajomedievales (así lo atestiguan, entre otros datos, los arrojados por el estudio de los restos humanos de las sepulturas que cubrían), mientras que las estelas burebanas corresponden a la época imperial romana.

La arqueóloga Esperanza Martín, conocedora del tema, ve más factible que se trate de una «mera casualidad» al justificar que «no me resulta extraño el enterramiento en tumbas en forma de casa, el modelo constructivo no es muy habitual pero existe incluso en panteones de nuestro país», sentencia.