Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Dataísmo

10/10/2022

No sé si usted, amigo lector, es creyente, ateo, agnóstico o indiferente, pero por si no lo sabía, quiero advertirle que todos nosotros estamos siendo reclutados por una nueva religión: el Dataísmo. Si busca su significado en Wikipedia leerá que es el término bajo el cual se describe la filosofía emergente del big data, la inteligencia artificial y el internet de las cosas, un movimiento creado para hacer que nuestra toma de decisiones se realice a través de los macrodatos y de los algoritmos computacionales, en lugar de recurrir al conocimiento y a la sabiduría humana que siguen vigentes. El dataísmo como religión, dice Yuval Noah Harari, no venera a dioses ni al hombre, adora los datos. Para esta nueva forma de entender la vida, el flujo de información se ha convertido en el valor supremo y la libertad de ese flujo es el mayor bien de todos. 

La toma de decisiones a través de los datos pretende eliminar nuestra subjetividad y ayudarnos a decidir siempre de una forma objetiva, incontestable, basándonos en la contundencia de los algoritmos creados con la infinidad de datos que manejan, algo inalcanzable para la mente humana. 

En esta nueva era de la digitalización el mundo conocido está clausurando y la nueva realidad digital se abre paso inexorablemente generando un flujo de información interminable, efímera y adictiva en el que todos quieren participar y recibir un me gusta, que otorgue sentido a la exposición de intimidad en la que lo banal y lo trascendente navegan a la misma altura. Todo es igual, verdadero y falso son indistinguibles y el embrutecimiento colectivo se va expandiendo religiosamente y eso afecta a la salud emocional de las personas. El capitalismo dominante ya no es mercantil ni financiero, es tecnológico y Silicon Valley es el gran templo desde el que se marcan las directrices de la nueva era.

La pandemia del coronavirus pretendió devolvernos a la realidad de nuestra fragilidad, pero el dataísmo la ha utilizado en su beneficio empoderando la separación para la prevención, el teletrabajo sin relación y la gestión sin comunicación. 

Navegar por la red no es gratis, el capitalismo tecnológico suma adeptos, compra personas, porque el producto somos nosotros.