La Policía Nacional y la Guardia Civil llevan un control más férreo, lógicamente, de aquellos casos en que existe una valoración objetiva de riesgo, pero su trabajo en la protección de menores es más amplio. Por ejemplo, en casos de divorcios contenciosos -sin acuerdo de la pareja- «las disputas sobre la custodia y sobre los días en que los menores han de estar con el padre o la madre» generan bastantes intervenciones. El jefe de la Unidad de Familia y Menor (Ufam) de la Comisaría, el inspector Martín Velasco, explica que «los viernes a mediodía en los colegios suelen darse estas situaciones». Por lo general, los profesores de los centros están informados sobre cada caso y «los problemas suelen resolverse sin más», pero hay veces en que ha de ir alguna dotación «cuando un padre o una madre no se da a razones y no respeta la resolución judicial».

Esta unidad mantiene un contacto estrecho con Aprome, la asociación que gestiona el punto de encuentro familiar de Burgos donde padres y madres que no han podido gestionar un intercambio ‘pacífico’ dejan a sus hijos cuando les toca pasar un tiempo con el otro miembro de la pareja. 

Velasco advierte de que lo que «allí observan las trabajadoras suele ser de gran ayuda a la hora de calibrar si existe riesgo para los menores». «Si detectan algún comportamiento agresivo, nos lo comunican y nos vale a nosotros a la hora de actualizar el nivel de riesgo y poner más vigilancia si es necesario», afirma.