Vladimir V. Laredo

Petisoperías

Vladimir V. Laredo


Verde para peatones

01/06/2022

A ver. Pues resulta que andaba yo esta semana dudando sobre qué escribir, porque a veces tengo miedo a repetirme, a hablar demasiado de las mismas cosas, o yo qué sé. En realidad, siempre tengo una baraja de temas sobre los que me gustaría dar mi opinión, pero como no tengo los datos, o el conocimiento, suficientes para ser algo más allá del cuñado de turno, los evito. Y así, hay semanas en las que me veo obligado a pensar y repensar temas, hasta que alguno me asalta.

Miren, iba yo tranquilamente, a mi rollo, con mis auriculares en la posición de cancelación de ruido para no perderme ripio, escuchando un podcast de Star Wars cuando, por azares del destino, me tocó atravesar de un lado a otro la calzada del Bulevar. Como es habitual en mí, aunque luego no lo haga bien, miré el semáforo, y estaba verde para los peatones, y ámbar para los vehículos. Un camión de reparto, con el nombre de una bodega en la lona que cubría su carga, estaba ahí, parado, aunque en ese momento no pasaba nadie. «Qué conductor más ejemplar», pensé para mí, y procedí a cruzar por el paso habilitado para ello. Según me acerqué, vi que aquel conductor bebía de una botella de agua, cosa normal, porque apretaba el calor. Llevaba yo dos pasos ya sobre la calzada cuando, sin más ni más, el conductor aceleró, y siguió, haciéndome parar para evitar ser atropellado. Le hice un gesto al tipo, en plan «Gracias por no mirar que estoy pasando», y él me obsequió con un requiebro que no pude oír, pues como digo iba con auriculares, pero que sí pude leer en sus labios, y les aseguro que no fue nada bonito.

El camioncito se alejó, mientras lo hacía yo murmuré algo que, sinceramente, a él tampoco le hubiera gustado y así pasé hasta la otra acera. Una vez allí, me volví a ver cómo se alejaba tan educado espécimen de conductor, y lo que vi fue cómo el sujeto tiró por la ventanilla la botella de agua, vacía, de litro y medio, al suelo. Concretamente, a mitad del carril contrario. Ahí ya me di cuenta de la clase de persona con la que había tenido la suerte de encontrarme, y me alegré bastante de ser muy poco parecido a él. Él siguió su camino, y yo el mío, mientras recordaba aquello de De esta saldremos mejores@VladimirConV

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