15 años de coto al tabaco reducen infartos e ingresos

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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La AECC calcula que en este tiempo ha ayudado a dejar de fumar a cerca de 4.000 personas. Tanto esta entidad como el servicio de Neumología del HUBU piden un endurecimiento de la norma

15 años de coto al tabaco reducen infartos e ingresos - Foto: DB

El próximo mes de diciembre se cumplen 15 años de la aprobación de la primera ley que prohibió en España el consumo de tabaco en lugares de trabajo, hospitales, colegios, instalaciones deportivas, centros culturales y vehículos de transporte colectivo, entre otras medidas, y diez desde que esa norma se amplió a bares y restaurantes. Los dos momentos fueron especialmente convulsos para una sociedad donde el tabaquismo afectaba a altos porcentajes de la población y estaba prácticamente grabado en el ADN de muchas generaciones pero, sobre todo, el de 2010, ya que la crisis económica golpeaba brutalmente y los profesionales de la hostelería se opusieron con todas sus fuerzas planteando un escenario a futuro desolador en el que auguraban el cierre de muchos establecimientos. Visto ahora con perspectiva, no se cumplieron las peores previsiones y sí, en cambio, ha mejorado la salud general de la población.

Lourdes Lázaro y Teresa Peña, médicas del servicio de Neumología del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) que se ocupan, además, de la unidad específica de tabaquismo, explican que los cambios más importantes que han percibido con respecto al daño que fumar hace a la salud es que ahora, entre los pacientes que atienden en consultas, hay menos fumadores y más exfumadores, por lo que se ve más patología relacionada con el consumo previo, «que es más estable sin la influencia de un consumo activo». 

Ambas manejan investigaciones que han encontrado una reducción de ingresos por agudización de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) entre un 16% y un 21% y por asma en un 10%  tras la entrada en vigor de la ley de 2005 y su modificación en 2010: «Los pacientes nos cuentan que han mejorado los síntomas respiratorios al abandonar el tabaco. También refieren mejoría, sobre todo los asmáticos y los diagnosticados por EPOC, al no estar expuestos al humo de tabaco de otros, en especial los trabajadores de la hostelería».

No disponen de datos sobre si se han reducido en el HUBU los ingresos por aquellas patologías que más vinculadas están al consumo de tabaco pero hacen referencia a un estudio realizado por el grupo de tabaquismo de la Sociedad Castellano- Leonesa y Cántabra de Patología Respiratoria en el año 2018, según el cual aún más de la mitad de los ingresos en Neumología (el 57%) y el 43% en Cardiología se producen por patología relacionada con el tabaquismo. 

Las expertas recuerdan que en el momento en que se deja de fumar empieza a disminuir el riesgo de desarrollar graves enfermedades respiratorias, cardiovasculares y tumorales. «La patología que antes de beneficia del abandono del tabaco es la cardiovascular, en concreto la cardiopatía isquémica; el riesgo de sufrir un evento cardiovascular se reduce a la mitad tras un año sin fumar, según un estudio de la Sociedad Española de Epidemiología, y la mortalidad inmediata por infarto de miocardio se redujo un 9% tras la ley de 2005».

En este sentido, el cardiólogo del HUBU Juan Marcos García hace referencia a un estudio de más de 25 años de seguimiento que ha demostrado que dejar de fumar está asociado «a una reducción del riesgo de presentar enfermedad cardiovascular del 39%, comparado con los fumadores activos».

García, coordinador de la Unidad de Rehabilitación Cardíaca, muchos de cuyos pacientes han sufrido un infarto de miocardio (para el que el tabaco es un factor de riesgo) y donde se asesora para que abandonen el hábito pautándoles tratamientos de sustitución, lamenta que la financiación de los medicamentos solo alcance a las personas que reciben la prescripción desde Primaria o desde la consulta específica de tabaquismo del servicio de Neumología: « Esto supone una nueva consulta y sobrecargar la Primaria que en estos tiempos ya está muy desbordada».

Con respecto a este copago las neumólogas cuentan que tuvo especial incidencia a finales de 2019 y las primeras semanas de 2020, momentos en los que más fumadores se animaron a hacer un intento de abandono: «Es una de las medidas solicitadas desde hace años por su eficacia para disminuir la prevalencia de tabaquismo pero la pandemia y el estado de alarma han alterado, entre otras cosas, la asistencia sanitaria no urgente y también los programas de tratamiento del tabaquismo, por lo que se necesitará más tiempo para ver los efectos esperados». 

Les preocupa también a Lázaro y Peña el vapeo que ha empezado a sustituir al tabaco en muchas personas, aunque hay quienes simultanean las dos adicciones. «Los nuevos dispositivos susceptibles de liberación de nicotina como cigarrillos electrónicos o vapeadores, productos de tabaco calentado y pipas de agua (cachimbas) son adictivos por tener nicotina. Su uso es perjudicial para los bronquios y pulmones pero lo más grave es la epidemia de daño pulmonar agudo asociado al uso de cigarrillos electrónicos y vapeadores». 

Las especialistas creen que aún son muchas las razones por las que debe endurecerse aún más la normativa y afirman que España «que en su momento fue pionera en la legislación para el control del tabaquismo, en la actualidad se ha quedado un poco retrasada. Así, aún reconociendo lo positivo de medidas como la financiación de los fármacos que ayudan a la deshabituación, solicitan que se lleve a cabo el empaquetado genérico y un aumento de la fiscalidad del tabaco para encarecer su precio «que es uno de los más bajos en los países de nuestro entorno y una medida eficaz para disminuir el consumo, sobre todo entre los jóvenes». 

En este sentido, coinciden con la psicóloga especialista en tabaquismo Cristina Sota, que dirige los grupos de deshabituación de la Asociación Española contra el Cáncer en Burgos, quien cita como prioridades el problema del fumar en las terrazas, además de la protección a los niños y otro de los retos a los que ya se enfrentan en la consulta: el doble consumo de tabaco y porros y de tabaco y alcohol «que todo lo complica». 

Sobre el vapeo, cuenta que los que ahora lo están utilizando aún no han llegado a pedir ayuda para dejarlo pero que aún así ya están trabajando con el objetivo de abordarlos «con medicamentos y nuevas herramientas».

Calcula Sota que desde 2005 habrán ayudando a dejar de fumar a una cantidad de burgaleses que oscila entre los 3.500 y los 3.800, muchos de los cuales llegaron tras la aprobación de la ley de 2005 y su ampliación en 2010. «Lo mejor de todo es el efecto dominó, la gente viene a dejar de fumar porque ve a otros que están bien y quieren estarlo también ellos, así que nuestros pacientes son como agentes de salud», explica la psicóloga, que hace referencia también a cómo el ‘apocalipsis’ que se previó con la prohibición de fumar en lugares públicos y entornos cerrados nunca se cumplió: «Sabíamos que se iba a seguir yendo a los bares y que era una normativa que iba a mejorar la salud de todos, como se ha comprobado».

«El 50% ha salvado la vida». El beneficio que han conseguido quienes se acercaron a la AECC a dejar de fumar es innegable: «el 50% seguramente ha salvado la vida porque la mitad de la gente que fuma muere por esa causa: La del tabaco es la única empresa en el mundo que mata al 50% de sus clientes. Les hemos dado años de vida, en cantidad y en calidad». 

Su labor se desarrolla también en colegios y en empresas (750 trabajadores lo han dejado) y desde 2010 en varios pueblos, en virtud de un convenio con la Diputación que ha llegado a 900 personas. En los centros escolares  se ha formado a 70.000 alumnos a pesar de lo cual ven con tristeza cómo sigue habiendo jóvenes que empiezan a fumar: «¿Por qué lo hacen? Porque alguien se lo vende, no hay más. Si estuviese muy reglado y un menor no tuviese acceso al tabaco no lo haría.  Fallan muchas cosas: desde los modelos educativos y el entorno familiar, que a veces es quien suministra el tabaco, hasta las alternativas al ocio».