"Impedid que los asesinos reescriban la historia"

I.E.
-

Jaime Mateu, víctima de ETA, pide a los alumnos de La Salle que no olviden el terrorismo etarra en un momento en el que para «el Gobierno vale todo con tal de mantenerse en el poder»

Jaime Mateu charló durante más de una hora, ayer, con los estudiantes de cuarto de la ESO de La Salle. - Foto: Alberto Rodrigo

Atónitos. Así se quedaron los alumnos de cuarto de la ESO de La Salle tras escuchar de Jaime Mateu el lacerante relato de los asesinatos de su padre y de su hermano, en dos atentados diferentes, a manos de ETA. El senador popular describió ayer con tal crudeza y  profusión de detalles ambos crímenes que la mayor parte de muchachos y muchachas que asistieron a su charla no pudieron más que echar la vista al suelo para disimular la mezcla de estupor y pesadumbre que les invadió.

El que fuera delegado de la Junta en Burgos no busca, en estas conferencias, desahogarse. Él ya pidió cuentas a Dios, según reconoce, y se puso a bien con él -tardó dos años- después de que los terroristas, con Henri Parot a la cabeza, descerrajaran 11 tiros a su progenitor, magistrado del Supremo, en 1978. La religión -la católica- y su propia familia le sirvieron y le sirven como refugio, también para entender los inescrutables caminos del azar, que en 1986 quisieron que su hermano Ignacio fuera asesinado y lo fuera también por ETA, que dejó bombas trampa en el entorno del cuartel de Aretxabaleta después de lanzar varias granadas a dos cuarteles de la Guardia Civil en la comarca del Goierri, en el País Vasco. 

Lo que persigue Mateu es despertar las conciencias de los más jóvenes, en un tiempo en que «los asesinos están intentando reescribir la historia», en connivencia con un Gobierno central «para el que todo vale con tal de mantenerse en el poder». Como víctima de ETA, por partida doble, no entiende la cesión de la competencia de instituciones penitenciarias al Ejecutivo vasco y, mucho menos, la política de acercamiento de presos «que ni se han arrepentido ni están ayudando a resolver los más de 300 crímenes de la banda aún sin esclarecer». «No permitáis que ese momento histórico, que tanto dolor causó, se vaya al hoyo del olvido, impedid que los asesinos reescriban la historia», conminó a los estudiantes.

En el marco de estas charlas, organizadas ahora por la Consejería de Educación de la Junta, Mateu trata de hacer ver a los más jóvenes «la injusticia» que representa la doble victimización de quienes han perdido un ser querido a manos de los terroristas. «Sed sensibles», les pidió, al mismo tiempo que les aconseja a «informarse o a hablar de ello en casa» si en las unidades didácticas de historia «no se profundiza suficientemente sobre este hecho histórico».

Es que hubo unos años, y así se lo recordó, que a las víctimas les daban la espalda sus propios amigos. Después de que asesinaran a su padre, José Francisco Mateu, su madre -ama de casa- y con 48 años se quedó al cargo de siete hijos. Y se quedó prácticamente sola, «porque, por miedo y por cobardía», quienes hasta ese momento fueron personas cercanas a ellos los dejaron de lado. «Nos hicieron el vacío, pero no consiguieron que bajáramos la vista ni jamás nos vieron derramar una lágrima», afirmó.  También les contó que su hermano, destinado como teniente de la Guardia Civil en el País Vasco, tenía que decir que era «viajante de comercio» para preservar su seguridad. En fin, una realidad «que no se puede sepultar en el olvido».